Mantener una ingesta de energía equilibrada a través de la dieta se asoció con una función cognitiva significativamente mejor en comparación con los patrones de ingesta desiguales, informaron los investigadores en Life Metabolism.
La función cognitiva comprende todos aquellos procesos relacionados a la memoria, el razonamiento, el desarrollo del lenguaje, la resolución de problemas o la toma de decisiones. A la fecha, los expertos concuerdan en que la función cognitiva de una persona es el resultado de factores genéticos y ambientales, entre los que se encuentra la alimentación.
Entre los estudios que demuestran la incidencia de la alimentación en el funcionamiento del cerebro, está el realizado por Hui Chen, PHD y vice director del departamento de psicología y ciencias del comportamiento de la Universidad de China. En esta, se investigó específicamente si el momento en que se consumen ciertas comidas influye en la función cognitiva.
Un total de 3,342 individuos fueron incluidos para el análisis (con una edad media de 62.2 años). Los investigadores evaluaron la ingesta diaria promedio en el desayuno, la merienda de mediodía, el almuerzo, la media tarde, la cena y la merienda nocturna. “Observamos que mantener una ingesta de energía equilibrada en las tres comidas principales se asoció con una función cognitiva significativamente mejor que los otros cinco patrones distribuidos de manera desigual”, explicaron los autores.
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