Prevenir la anemia en madres gestantes y niños es fundamental para garantizar un desarrollo saludable. Te contamos cómo asegurar niveles adecuados de hierro durante esta etapa.
¿Sabías que los primeros tres años de vida son fundamentales para el desarrollo cerebral? Durante este tiempo, el cerebro de un niño crea entre 700 y 1000 redes neuronales por segundo, según Unicef. Estas conexiones son la base sobre la que se construye su desarrollo cognitivo, físico y emocional. Pero cuando un bebé sufre de anemia su potencial para alcanzar un crecimiento óptimo se ve seriamente limitado.
Por eso es crucial prevenir la anemia desde el embarazo y durante los primeros años de vida. Para lograrlo, las familias deben asegurarse de que se consuma suficiente hierro y se adopten las medidas de control adecuadas en esta etapa.
¿Cómo impacta la anemia en gestantes y sus bebés?
La falta de hierro compromete la producción de hemoglobina, afectando la salud de la madre y el desarrollo del bebé. “Una gestante con niveles insuficientes de hemoglobina tiene pocas reservas de hierro, lo que podría desencadenar complicaciones como partos prematuros, hemorragias posparto o incluso depresión posparto”, explica Ynes Sovero, ginecóloga de la Clínica San Felipe, en una entrevista con RPP.
En el caso de los bebés, la anemia puede resultar en un bajo peso al nacer, aumentando el riesgo de problemas de salud tanto a corto como a largo plazo. Además, esta condición podría reducir hasta un 9 % la capacidad de aprendizaje en comparación con aquellos que no han sufrido esta deficiencia, de acuerdo con la especialista.
¿Cómo prevenir la anemia?
Para evitar complicaciones durante el embarazo y asegurar un desarrollo saludable del bebé, es fundamental tomar en cuenta estas recomendaciones:
- Alimentación rica en hierro:
Para evitar complicaciones durante el embarazo y asegurar un desarrollo saludable del bebé es importante que la mujer consuma una mayor cantidad de hierro. “Algunos alimentos son más ricos en hierro que otros. Las carnes rojas, los pescados, especialmente las almejas y mariscos con caparazón, son los que más aportan este mineral. También los vegetales de hoja verde como la espinaca, el brócoli, las acelgas y los espárragos, aunque contienen hierro en menor cantidad comparado con las carnes o la sangrecita de pollo", señala Sovero.
- Suplementos de hierro durante el embarazo:
Es crucial que las mujeres embarazadas tomen suplementos de hierro, cuyas dosis varían según el trimestre. “El requerimiento de hierro aumenta a medida que crece la masa y el volumen de glóbulos rojos, necesarios tanto para la formación de la placenta como para el desarrollo del bebé. Por eso, es fundamental un mayor aporte de hierro en los distintos trimestres de la gestación”, añade la especialista.
- Lactancia materna exclusiva:
Al nacer, la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida es vital. Esta proporciona al bebé todos los nutrientes y defensas que necesita, además de brindarle seguridad emocional. Es una forma efectiva de prevenir la anemia y otras deficiencias nutricionales en el recién nacido.
- Alimentación complementaria a partir de los seis meses:
Por su parte, Unicef recomienda una alimentación complementaria rica en hierro a partir de los seis meses. Tanto la madre como el bebé deben incluir en su dieta alimentos con vitaminas, minerales y proteínas de alta calidad, como la sangrecita, el hígado y el pescado de carne oscura. Esta alimentación complementaria es esencial para continuar previniendo la anemia en el bebé.
- Controles médicos regulares:
Es fundamental seguir un adecuado control tanto del embarazo como del desarrollo del bebé. Las gestantes deben recibir su suplemento de hierro a partir de la semana 14 del embarazo, continuando hasta 30 días después del parto. Para el bebé, el suplemento comienza en el cuarto mes, y en el sexto mes se realiza un dosaje de hemoglobina para detectar y tratar la anemia a tiempo; de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud (INS).
Realizar estos controles médicos permite prevenir y detectar la anemia gestacional e infantil, asegurando un desarrollo saludable tanto para la madre como para el bebé.
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