Cada 08 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos para recordar qué acciones podemos tomar como ciudadanos y país para proteger nuestro mares y la riqueza que hay en ellos.
Por su aporte a la seguridad alimentaria del país, por ser el sustento de vida de cientos de comunidades pesqueras, por su alta producción económica en exportaciones y por ser el hábitat de más de mil especies de peces y cientos de aves, el mar peruano es uno de los más productivos y biodiversos del mundo, según el Fondo Mundial para la Naturaleza en el Perú (WWF Perú).
En todo el mundo, los océanos nos proveen de alimentos, materias primas y energía; regulan el clima, producen la mitad del oxígeno que respiramos y absorben casi el 30% de nuestras emisiones de CO2, informa Oceana Perú. Sin embargo, la presencia de basura marina en volúmenes cada vez mayores en nuestras costas amenaza con dañar las especies y hábitats que albergan, poner en riesgo la salud humana y generar cuantiosas pérdidas en la industria y comunidad pesquera, advierten las Naciones Unidas.
Con el fin de conocer las acciones que como Estado y ciudadanía podemos emprender para cuidar y preservar la riqueza de nuestro mar, hoy en el Día Mundial de los Océanos, RPP conversó con Juan Carlos Riveros, biólogo y director científico de Oceana Perú para que nos explique el contexto actual en el que se encuentra nuestro territorio marítimo.
Miles de comunidades pesqueras en peligro
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entre las principales actividades económicas que nos permite desarrollar y aprovechar nuestro mar, se encuentran el turismo, la acuicultura y, en especial, la pesca. De hecho, la pesca artesanal es responsable del 80% del pescado que consumimos los peruanos, además de ofrecer más de 76 mil puestos de trabajo en el sector, de acuerdo con Oceana Perú y WWF Perú.
Lamentablemente, debido a las más de 11 millones de toneladas de plástico que llegan al océano cada año, y que acaban hundiéndose en los fondos marinos y asfixiando la vida que se encuentra a su alrededor, la pesca -junto a otras actividades- se ve afectada por las plagas, enfermedades y alteración del clima que produce este material.
Precisamente, el cambio climático es el mayor peligro al que están expuestos los océanos. Así lo explica Riveros: “Esas corrientes hoy en día están más alteradas, con lo cual los peces con los que se basa nuestra economía se hacen más difíciles de capturar porque se desplazan y buscan otras localidades, y todo eso genera un caos en cuanto al uso de recursos marinos”, asegura.
Ante esta situación, la productividad y calidad de vida de nuestras comunidades pesqueras se ve mermada. Riveros añade que la expansión urbana sobre las costas está perjudicando el desarrollo de sus pobladores, pues no se toman en cuenta consideraciones ambientales para los proyectos urbanísticos contemplados.
Fomentar la participación ciudadana
A pesar de que, a nivel mundial, los océanos literalmente ocupan tres cuartas partes del planeta, y para nuestro país representa una cuarta región natural por ser una fuente de aire y alimento, además de recreación y turismo, las leyes que buscan regular y proteger el mar peruano no impulsan lo suficiente la participación ciudadana en estas responsabilidades, considera el experto.
En un contexto en el que, según el PNUMA, los efectos de la contaminación por plásticos en los océanos no son iguales en todo el mundo y donde los países más ricos producen más residuos que generalmente terminan en los territorios menos desarrollados, crear acuerdos con los pescadores y agentes de la sociedad civil que están en contacto con el mar resulta imprescindible para su cuidado.
“Se necesita mayor participación de la ciudadanía, en este caso los pescadores que son los principales actores en cuanto a la pesca y sobrepesca, y también de los armadores que trabajan en el sector. Para hacer cumplir la ley, uno tiene que buscar alianzas con los actores”, sostiene el especialista, quien considera que las metas planteadas deben ser realistas, pero ambiciosas a su vez.
En un mundo en el que la tercera parte de la población depende de los productos marinos a lo largo de su cadena de suministros, Riveros considera que, si bien solo hay un día para conmemorar a los océanos, se debería apreciar su riqueza a lo largo del año. Con acciones simples como consumir menos plásticos o preguntar por la pesca más adecuada, podemos generar un cambio significativo.
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