Con la creatividad e innovación de los más jóvenes, el compromiso del sector empresarial y los cambios de hábito en los ciudadanos, podemos desacelerar los efectos que produce la contaminación en nuestro planeta.
Gracias a su gran variedad de especies, diversidad de paisajes y distintos ecosistemas, Perú es reconocido en la lista de los 17 países megadiversos de todo el mundo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Y hoy, que se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, es importante recordar que esta megadiversidad también nos expone a una mayor vulnerabilidad hacia los efectos del cambio climático.
Para saber de qué forma los ciudadanos podemos mejorar nuestros hábitos cotidianos a favor de la naturaleza, RPP conversó con Paloma Roldán Ruiz, directora ejecutiva de Ciudad Saludable, quien además comentó cómo el sector empresarial puede sumar esfuerzos para tener un país más sostenible.
Jóvenes, manos a la obra
Durante el 2021, más de ocho mil jóvenes de todo del país integraron “Jóvenes ambientales del Bicentenario”, programa en el que buscan actuar frente a la situación ambiental de cada una de sus regiones, y que tiene como fin implementar un comité para la política y gestión ambiental.
“Los jóvenes son el futuro” es una frase que, para Paloma Roldán, debe ser erradicada de nuestro imaginario colectivo. La juventud representa el presente, y mediante su creatividad y mirada renovada, asegura, podemos encontrar rutas para lidiar con los problemas de la preservación del medioambiente.
Sostiene que mediante el alcance global que tienen las redes sociales, los jóvenes también tienen una herramienta diferenciadora para compartir e inspirar a los demás a ser agentes de cambio, bajo su propio lenguaje y dinámicas.
No basta con charlas o espacios informativos, es necesario una plataforma de diálogo y, sobre todo, de acción, agrega Roldán.
Reducir y reciclar como estilo de vida
De acuerdo con el Ministerio del Ambiente (Minam), las personas somos las principales responsables del cambio que ha sufrido la atmósfera, los océanos, el agua y la tierra. Esa afectación del ambiente, advierte este organismo, va de grave a irreversible y también causa repercusiones fuertes en la salud pública a nivel nacional.
Afirmar que el cambio climático pone en riesgo a la población no es ser alarmistas, es aceptar la realidad, apunta la especialista. “Si queremos seguir teniendo los beneficios que tenemos ahora, tenemos que cambiar nuestra actitud. Necesitamos salir de nuestras burbujas. Hay una crisis, tenemos que adaptarnos y cambiar nuestros hábitos; incluir cosas y retirar cosas”, resalta. Los hábitos de reducción, reuso y reciclaje deben convertirse acciones tan naturales como el levantarse, bañarse o cambiarse de ropa, añade.
Separar nuestros residuos en casa, lavarse los dientes usando un vaso de agua para evitar que corra el caño, reusar el agua con la que limpiamos las frutas y verduras para regar las plantas -si es que las tenemos- y usar nuestra creatividad para dar un nuevo uso a la ropa u otros materiales que desechamos son formas sencillas de ayudar al medioambiente, sugiere Roldán.
Tarea del sector empresarial
De los 209 conflictos sociales activos registrados durante abril de 2022 en el país, el 63.2% fueron de carácter socioambiental, reporta la Defensoría del Pueblo. Estos, según el Minam, surgen a partir de una lucha de intereses vinculados a la escasez, deterioro o privación de los recursos naturales, y más del 85% corresponden a actividades de minería e hidrocarburos.
Ahora bien, aunque estos dos sectores son los principales responsables de las disputas ambientales y sociales, también forman parte de las actividades económicas más productivas de nuestro país, de acuerdo con la Confiep. Una realidad que, para Roldán, representa una oportunidad.
Asegura que, pese a que se suele pensar que el sector empresarial solo existe con el fin de generar riqueza, hay empresas que vienen cambiando su modelo de negocio con un enfoque sostenible y trabajando por la promoción de políticas públicas que permitan cuidar y defender nuestra biodiversidad.
Este cambio de paradigma señala, debe ir acompañado de un sentido del bien común como país: “Tenemos un incremento inmenso de casos de conflictos socioambientales y necesitamos darle la vuelta. Eso requiere de empresas maduras que comprendan que la búsqueda de la justicia social no puede ir desligada de los beneficios ambientales, ni del compromiso ético”, puntualiza.
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