Scorsese rompe esquemas con una cinta ─ya en cartelera y pronto en Netflix─ que reúne a los rostros más emblemáticos del cine para retratar una de las historias más controversiales y míticas del bajo mundo estadounidense.
Definir qué es cine y qué no es cine se ha convertido en un debate bastante extenso en la industria del séptimo arte. Sin embargo, Martin Scorsese parece no titubear a la hora de sentar su posición.
Y no hablo de sus palabras en contra de Marvel, sino de las propuestas que lleva a la pantalla grande. “The Irishman”, su nuevo largometraje que ya está en la cartelera, es precisamente el material con el que demuestra por qué es una voz autorizada.
Esta vez, Scorsese se abre camino con una pieza que revive el icónico cine gánster, reuniendo a los pesos pesados de la época dorada de la industria, en una idea que encontró cobijo en la gigante Netflix, luego que Hollywood se negara a apostar por ella.
EL LADO OSCURO DE LA HISTORIA
Inspirada en la novela “I Heard you paint houses” de Charles Brandt, esta película (de 3 horas y media de duración) retrata la vida de Frank Sheeran, un veterano de guerra que nos narra su pasado como asesino a sueldo de la mafia italiana para sumergirnos en la muerte de Jimmy Hoffa, uno de los personajes más recordados y controvertidos de la política estadounidense.
Sheeran, que es interpretado por Robert De Niro con una magistral naturalidad, nos atrapa en una curiosa y culposa empatía, que vas olvidando conforme más conoces de su historia y de sus métodos.
Precisamente, sus años mozos como encargado del trabajo sucio de la mafia nos lleva a recorrer un ciclo oscuro y a la vez importante de la historia de los Estados Unidos. Los nexos con la política, la farándula y poder empresarial son retratados en una serie de capítulos que, aunque no siguen una línea de tiempo, te permiten fluir en su cauce.
En el camino podemos conocer a algunos de los personajes más saltantes de la historia, haciendo hincapié en los rostros eje de “The Irishman”: Jimmy Hoffa (Al Pacino), presidente del sindicato de camioneros de EE.UU., y Russell Bufalino (Joe Pesci), jefe de una de las familias criminales más importantes del país.
LA MARCA SCORSESE
Desde el comienzo, el elemento más importante de “The Irishman” parece ser uno de los factores que su director Martin Scorsese considera clave para el cine: “seres humanos tratando de transmitir experiencias emocionales y psicológicas a otro ser humano”, aunque no necesariamente estén cargados de moral.
Su protagonista va adentrándose en lo más oscuro de Pensylvania al encontrar una “familia” que lo recibe con un miembro más. Esos mismos nexos son los que parecen aislarlo de su realidad y convertirlo en nuevo y poderoso hombre.
Lo interesante es cómo Scorsese nos presenta este proceso de evolución, de un sujeto común y corriente a un elemento clave para la mafia. Sangre y acción: modesta y justificada; comedia: en una dosis casi perfecta; drama: silencioso, pero que a la vez cala muy hondo.
Ninguno de sus protagonistas termina por sobrecargar la escena. Una estrategia con la que el director nos da a entender que los pesos pesados ─De Niro, Pacino y Pesci─ no deben juntarse solo para llenar la vista al público.
“The Irishman” es una entrega bastante atractiva y podríamos decir que se suma al libro de “Goodfellas” y “Casino”, de esas que aparecen cuando una mente brillante, como la de Scorsese, decide obsequiarnos su visión de arte. Uno de esos escasos obsequios que nos satisfacen sin saber que lo necesitábamos.
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