Mucho se ha hablado sobre el astro de la música Elvis Presley; sin embargo, son pocos los que se han referido en torno a la figura de Priscilla, su ex esposa y personaje central de una de las entregas más populares estos días en la cartelera.
Priscilla Ann Beaulieu Wagner, nacida en Brooklyn, Nueva York, vivió una infancia marcada por la tragedia tras la pérdida de su padre, James Wagner, un piloto aéreo, en un accidente de aviación. Criada por su madre, Anna Lillian Iversen, una estadounidense de ascendencia noruega, y su padrastro, el oficial de la Fuerza Aérea Paul Beaulieu, Priscilla enfrentó constantes mudanzas en sus infancia, lo que complicó su capacidad para hacer amistades durante esa época.
En 1956, la familia se trasladó a Alemania, donde la vida de Priscilla tomó un giro extraordinario al conocer a Elvis Presley en 1959, cuando él era un soldado estadounidense de 24 años. La película de Sofia Coppola, Priscilla, nos sumerge en la intensa relación que comenzó cuando ella tenía 14 años, y cómo la pareja desafió obstáculos familiares para eventualmente casarse en Las Vegas en 1967.
El filme, basado en la autobiografía de Priscilla, Elvis and Me, destaca su vida en Graceland y el complicado matrimonio que enfrentó rumores, presiones mediáticas y la sombra del astro del rock. Coppola explora la controvertida dinámica de la pareja, desmintiendo especulaciones sobre relaciones antes de la mayoría de edad y revelando los desafíos de vivir bajo la fama de Elvis.
A través de la presentación en Venecia, Priscilla rompe el silencio para compartir su experiencia, destacando la complejidad de su relación con Elvis y afirmar que, a pesar de la separación en 1973, Elvis sigue siendo el amor de su vida. La película ofrece una visión única de la ex esposa del Rey del Rock, cuyo papel protagónico ha dejado una profunda impresión en la narrativa cinematográfica de sus años junto a Elvis Presley.
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