Sin querer sonar pesimista, sino más bien realista y llamar a las cosas por su nombre, el Perú antes de la pandemia no contaba con una visión de futuro. La pandemia claramente ha sido un evento disruptivo con un impacto tan grande que exige una casi exclusiva dedicación de las autoridades a atenderlo. Sin embargo, una vez que el humo se disipe y la pandemia esté bajo control, el Perú seguirá siendo un país sin visión de futuro.
¿Qué es una visión de futuro? La visión de futuro de un país es la imagen deseada que se quiere alcanzar a un momento determinado del futuro. Una visión de futuro se construye hoy, pero a través de un ejercicio de “viaje al futuro” en el que, basándonos en un análisis técnico de tendencias actuales y futuras, analizando fortalezas, oportunidades y amenazas del país, y luego de incorporan las expectativas y aspiraciones de la población, se caracteriza claramente esa imagen de futuro; es un proceso de formulación altamente participativo y que debe ser de conocimiento de todos los ciudadanos de un país. Pero alcanzar esa visión requiere que se formule una “ruta estratégica” que, salvo situaciones excepcionales o nueva información del futuro, debe cumplirse escrupulosamente por quienes asuman el reto de ser autoridades de un país. Esa ruta estratégica se materializa en un Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN).
Imaginemos que queremos hacer un viaje en auto con un amigo hacia un lugar turístico del país en la Sierra. La ruta la tenemos más o menos trazada en una aplicación de viaje, sabemos que podríamos viajar de noche y que no todo el viaje será en autopista y tendremos que recorrer tramos afirmados y trochas. ¿No creen que antes de iniciar el viaje, nos prepararíamos? Revisaríamos comentarios de viajeros anteriores, pondríamos “a punto” el auto, inflaríamos la llanta de emergencia y revisaríamos el funcionamiento de los faros. ¿Qué sucedería si un tramo nos toca de noche y nos damos cuenta de que las luces altas no funcionan y no podemos acceder a nuestra app? Es decir, ¿qué pasaría si no estamos debidamente preparados para el cambio en las condiciones del viaje? Seguramente reduciríamos la velocidad, para evitar hacer una mala maniobra, golpear algún obstáculo que podría hacernos detener, incluso poniendo en riesgo nuestra vida. Ahora imagínense que no viajan dos en un carro, sino que poco más de 30 millones de peruanos están subidos en ese vehículo y la ruta hacia adelante está llena de incertidumbre y no nos hemos preparado estratégicamente para cómo se desenvolverá el futuro. Si para hacer un viaje en auto planificaríamos incluso detalles mínimos, ¿no creen que con mayor razón deberíamos hacer lo mismo cuando se trata de nuestro país? Mucho de lo que viene padeciendo el Perú es consecuencia de la falta de anticipación estratégica.
Aunque la pandemia ha golpeado a todos los países de la región, ¿poseen otros países una mayor capacidad de anticipación estratégica? En 1998, Intel instaló una planta de ensamblaje de microprocesadores en Costa Rica llegando a que después de poco más de 20 años, sus productos representaron el 20% de las exportaciones del país. Aunque en el 2014 Intel cerró esa planta, la empresa acaba de anunciar que volverá a instalarla por las condiciones positivas que posee el país. Por otro lado, la COVID-19 generó disrupciones en las operaciones globales de muchas industrias, afectando el abastecimiento de insumos y productos. En ese contexto, Colombia se ha propuesto desarrollar las cadenas globales de valor a partir del nearshoring, es decir, aprovechar la relocalización de la producción o el abastecimiento global. Asimismo, Colombia se ha fijado como objetivo convertirse en el Silicon Valley de América Latina. A pesar de la pandemia, el cerebro estratégico de ambos países no ha parado de funcionar. Esto es bueno para aprovechar oportunidades y dar un impulso de recuperación post pandemia que vaya más allá del rebote estadístico.
Volviendo a mi enunciado inicial, aunque existe una “Visión de País al 2050”, elaborada por el CEPLAN y aprobada por el Acuerdo Nacional, no tener un PEDN nos hace un país sin rumbo, sometido al vaivén del azar. Aunque el azar nos ayudó a crecer en el boom de los commodities, ahora en una pospandemia lo más irresponsable sería confiar en el azar. Quien llegue a ser autoridad por los próximos 5 años deberá rediseñar y fortalecer el Sistema Nacional del Planeamiento Estratégico y darle al ente rector (CEPLAN) la posición necesaria para concluir con la formulación del PEDN y que éste se convierta en la ruta estratégica que todos en el Estado deben cumplir. La recomendación de crear el Centro de Gobierno en el ámbito de la PCM es fundamental ahora a fin de que sea posible conducir al país a través de futuras aguas turbulentas y de aprovechar las aguas calmas para dar saltos contundentes hacia un mejor futuro. El bienestar presente y futuro de más de 30 millones de peruanos está en juego.
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