El origen de la cliodinámica se remonta a la obra de Peter Turchin (n. 1957), quien acuñó el término en el 2003. Según este científico ruso-estadounidense, con formación en zoología, habría que integrar métodos cuantitativos y de modelación matemática para el estudio de procesos históricos y sociales a largo plazo. En ese sentido, la cliodinámica se basa en la idea de que es posible identificar patrones en la historia que pueden ayudar a predecir tendencias futuras en las sociedades humanas.
Un primer elemento que considerar en los estudios cliodinámicos, es la utilización de modelos matemáticos para analizar datos históricos, buscando regularidades en eventos como el ascenso y caída de imperios, ciclos demográficos y cambios en religiones. Asimismo, identificar los ciclos seculares de inestabilidad social que se repiten aproximadamente cada 100 años, impulsados por factores como el crecimiento poblacional y la sobreproducción de élites, donde un número excesivo de individuos compite por posiciones limitadas de poder. Para estos fines, es fundamental la implementación de una Big Data Histórica. Es decir, la creación y análisis de grandes bases de datos históricos para validar las teorías y modelos predictivos.
Por lo que se puede observar, la cliodinámica busca entender los procesos sociales pasados y futuros desde una perspectiva “macrohistórica”, integrando historia, sociología, economía, demografía, estadística y computación. A diferencia de enfoques más narrativos de la historia, este campo se enfoca en identificar tendencias y patrones subyacentes que pueden ser modelados matemáticamente. Aunque no pretende predecir eventos específicos con precisión, sí busca identificar tendencias generales que puedan influir en el comportamiento social a gran escala.
Como era de esperarse, la cliodinámica ha recibido diversas críticas en el campo académico. Para sus detractores, las complejas formaciones sociales no pueden ser reducidas a "puntos de datos" cuantificables. Argumentan que, al hacerlo, se ignoran las circunstancias y dinámicas particulares que caracterizan a cada sociedad histórica. El sociólogo e historiador chino, Dingxin Zhao (n. 1953), ha señalado que no hay estructuras invariantes en la historia que puedan organizar todos los mecanismos en un sistema, lo que sugiere que cada caso debe ser analizado en su propio contexto. Al descontextualizar matematizando los hechos y procesos históricos, se simplifican excesivamente los fenómenos sociales complejos. La historia no es un sistema cerrado donde se puedan hacer predicciones precisas, y muchos factores sociales y demográficos deben ser considerados para comprender adecuadamente los eventos históricos.
El término “cliodinámica” fue acuñado por el mismo Peter Turchin en su libro Dinámica histórica: por qué surgen y caen los Estados (2003). Esta palabra combina dos elementos: Clio, la musa griega de la historia, y dinámica, que se refiere al estudio de cómo y por qué los fenómenos cambian con el tiempo. Más allá de estar a favor o en contra de esta apuesta metodológica, resulta interesante que sigamos construyendo teórico a fin de seguir aprendiendo de lo que somos y hemos hecho.
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