Si bien el estado nacional indio es relativamente reciente, la cultura de aquel país es una de las más antiguas y ricas de la humanidad, tan remota y fecunda como la nuestra. Sin embargo, como buena parte del mundo, a partir del siglo XVII sufrió un paulatino proceso de colonización que culminó con su incorporación al imperio inglés a fines del siglo XVIII. Así, la India pasó a ser parte de los vastos dominios anglosajones, padeciendo de las tribulaciones sociales y culturales que suelen ocurrir cuando una sociedad es sometida políticamente por otra. Luego de proceso emancipación prolongada, la India logró su independencia en 1947, la misma que fue liderada por el célebre Mahatma Gandhi.
Desde los años cincuenta hasta fines de los años ochenta, el estado indio estuvo dirigido por varios gobiernos de perfil nacionalista, de cierta orientación socialista, bajo el liderazgo del partido Congreso Nacional Indio. Esta agrupación política fue encabezada por Jawaharlal Nehru, Indira Gandhi, entre otros. Sin embargo, a comienzos de los años noventa, a tono con el contexto global de aquella época, los gobiernos siguientes llevaron a cabo reformas económicas de mercado, pero sin perder las finalidades nacionalistas de su modelo de desarrollo. Las mismas que se pueden rastrear en la evolución de su apuesta productiva.
Desde los años sesenta, la India empezó a establecer sus planes de desarrollo aeroespacial, llegando a poner en órbita un satélite artificial en 1975 gracias a un cohete de la extinta Unión Soviética. Ya en los años ochenta, la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO), había colocado varios satélites indios y de otras naciones alrededor de la tierra. Es evidente que el programa espacial indio ha tenido éxitos y fracasos con el paso de los años. Pero también es cierto que ha ido consolidando más logros en lo que va el siglo XXI, llegando a poseer dos constelaciones satelitales que le proporcionan autonomía comunicacional. Además, de haber llegado a poner un satélite alrededor de Marte en el 2014.
La lista de los logros del ISRO es impresionante. Más aun tomando en cuenta los retos que esté país ha tenido que enfrentar desde su independencia en 1947. Un país con una enorme y creciente población, en los que se debía compatibilizar rasgos culturales tan marcados con un proyecto de modernización productiva, tecnológica y científica. En ese sentido, la India es un caso interesante de una sociedad que no renuncia a sus fisonomías identitarias y logra, al mismo tiempo, un importante progreso económico y tecnocientífico.
El paseo lunar del rover indio “Pragyan” es un gran logro de un país que ha sido capaz de tener objetivos estratégicos a largo plazo, metas que ayudan a empoderar a una nación en la escena contemporánea. No olvidemos que detrás de un rover lunar, un satélite que orbita Marte, una constelación satelital, hay una enorme base de investigación científica, y un sistema de conocimiento eficiente; porque transforma el saber académico en acción y producción. Que la India esté teniendo estos sumados hitos tecnológicos en el 2023, habiendo sido un territorio colonial hasta 1947, es un caso para analizar. Y que el Perú, habiéndose independizado en 1821, evidencie una dependencia científica y tecnológica clamorosa, es algo que se debe pensar. La India es un país con inmensos problemas que aun debe resolver. Pero todo indica que se está preparando para ser un actor global de primer orden en unas décadas. Todo lo contrario de naciones que asumen resignadamente un lugar subalterno en el mundo actual.
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