¿Sabías que los padres de Santa Teresita de Lisieux fueron santos? Este 12 de julio la Iglesia conmemora la fiesta de Celia y Luis Martin, padres de la santa carmelita y doctora de la Iglesia. Por ello, he querido resaltar el valor de los padres en la vida de los hijos y cómo éstos influyen en el matrimonio.
El matrimonio de Celia y Luis Martin fue especial. De jovenes, ambos sintieron el deseo de consagrarse a Dios a través de la vida religiosa. A los 22 años, Luis pidió ingresar el monasterio de San Bernardo, pero fue rechazado por no saber latín. Celia quiso ingresar a la congregación de las Hijas de la Caridad y tampoco fue aceptada. Dios tenía otros planes para ellos.
En 1858 Celia y Luis se conocieron, se enamoraron y se casaron el mismo año. El matrimonio tuvo nueve hijos, de los que sobreviveron cinco mujeres: Paulina, María, Leonia, Celia y Teresa. Todas ellas decidieron por la vida religiosa, cuatro en el Carmelo y una en la Visitacion. Para sostener a la familia, Luis abrió una relojería y Celia, un taller de encaje.
A los 45 años, le detectan a Celia cáncer al seno y fallece en 1877. Luego de la muerte de su esposa Celia, el mayor sacrificio para Luis fue separarse de su hija menor, Teresa, que ingresó a la vida religiosa a los 15 años. Luis tuvo una enfermedad que fue mermando sus facultades mentales y muere en julio de 1894.
Su hija Teresa fue proclamada santa el 17 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI.
Este matrimonio Martin Guerin fue canonizado el 18 de octubre del 2015 por el Papa Francisco. Ese mismo año se abrió la causa de beatificación de Leonia, hermana de Teresa. La fiesta de los esposos Celia y Luis Martin se celebra el 12 de julio, día de su aniversario de bodas.
Para María Calvo, profesora titular de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III, de Madrid, España, existe una clara relación entre la vida conyugal y el ser padre o madre. “Así cómo los padres son fundamentales para el bienestar de los hijos, el matrimonio es esencial para el bienestar de los padres”, explica.
Existe una complementariedad entre la madre y el padre. “Las madres tienden a proteger a los hijos y los padres a fortalecerlos. Las madres somos puente a la vida íntima de los sentimientos y el padre es el puente a la vida de lo público. A las madres nos preocupa la afectividad y a los padres les preocupa más la efectividad”, señala.
Para la autora de diversos libros de familia, los niños y jóvenes necesitan experimentar la carencia, que, según señala, es el motor del deseo. “Revindico la frustración como un derecho fundamental de la infancia. El derecho a que te digan que no. Los hijos necesitan experimentar la frustración y que no se puede todo en la vida, algo que el COVID nos ha enseñado”, acota Calvo.
De otro lado, Calvo señaló que colocar en un lugar prioritario a los hijos es un error gravísimo. “Nuestra vida, como mujeres, no puede pivotear en torno a nuestros hijos. Si queremos formar a hijos equilibrados tenemos que formar pareja. No hay nada que podamos aportar a nuestros hijos que el amor de pareja”, acota.
“Cuando la familia se desestructura o se rompe, puede ocurrir que los hijos no tengan sensación de pertenencia y pueden acabar siendo muy auto referenciales. La falta de vínculos genera seres muy individualistas. Los jóvenes de hoy están sufriendo ese narcisismo y eso nos condena a una soledad sin precedentes”, dice.
Si bien, la familia Martin Guérin, que vivió a finales del siglo XIX y muchas de las costumbres de aquella época parecen que no tienen vigencia, el valor y sentido con que vivieron su vida familiar, pese a las difíciles circunstancias, son meritorias. Ya seamos esposos, padres o hijos, que nos sintamos bendecidos con la familia que tenemos y vivamos nuestro rol con amor y agradecimiento.
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