
“El llamado de la tribu” (2018) es la autobiografía intelectual de Mario Vargas Llosa, que hay que vincularla al “Pez en el agua” (1993), sus memorias vitales, a fin de tener un bosquejo integral del desarrollo de nuestro escritor más insigne. Esta obra explora la evolución del pensamiento liberal del autor a través de las figuras que influyeron en él. Vargas Llosa reflexiona sobre su desencanto con el comunismo y su alejamiento del filósofo Jean Paul Sartre (1905-1980), buscando en pensadores liberales como Adam Smith (1723-1795), Friedrich Hayek (1899-1992) y Karl Popper (1902-1994) una nueva base ideológica. Desde una serie de ensayos, el escritor examinó conceptos como individualismo, sociedad abierta, crítica al nacionalismo y colectivismo, así como la importancia de la libertad y la racionalidad en la cultura democrática.
Como se puede leer en su libro, Mario Vargas Llosa se evolucionó hacia posturas liberales debido a una serie de factores, principalmente su desencanto con la Revolución Cubana y su distanciamiento de las ideas del mencionado Sartre, que lo habían inspirado en su juventud. Este cambio ideológico lo llevó a descubrir "otra tradición de pensamiento que privilegiaba al individuo frente a la tribu, la nación, la clase o el partido, y que defendía la libertad de expresión como un valor fundamental para el ejercicio de la democracia".
Según explica en La llamada de la tribu, su búsqueda intelectual lo condujo desde un marxismo y existencialismo sartreano juvenil al liberalismo de su madurez. En este proceso, la revalorización de la democracia, gracias a lecturas de escritores como Albert Camus, George Orwell y Arthur Koestler, fue importante. Sin embargo, fueron principalmente ciertas experiencias políticas y las ideas de los siete autores a los que dedica el libro- Adam Smith, José Ortega y Gasset (1883-1955), Friedrich Von Hayek, Karl Popper, Isaiah Berlín (1909-1997), Raymond Aron (1905-1983) y Jean-François Revel (1924-2006)-, las que lo estimularon hacia el liberalismo y estudiar con exigencia a sus pensadores fundamentales.
Otro momento importante en su trayectoria política es el devenir que tuvo la Revolución Cubana en la conformación de sus ideas, constituyéndose en un punto de inflexión crucial. Inicialmente, muchos, incluido Vargas Llosa, vieron en la gesta fidelista no solo una lucha heroica contra la dictadura corrupta de Fulgencio Batista, sino también un socialismo no sectario que permitiría la crítica y la diversidad. No obstante, su posterior desencanto con la deriva de la revolución hacia el bolchevismo lo alejó del socialismo.
Su residencia en Inglaterra a fines de los años sesenta y su observación de los once años de gobierno de Margaret Thatcher, cuyas convicciones e instinto describe como profundamente liberales, también influyeron en su conversión. Vargas Llosa recuerda que leyó a Friedrich Von Hayek y Karl Popper en los últimos años de los setenta, y que La sociedad abierta y sus enemigos y Camino de servidumbre se convirtieron en sus libros de cabecera, llegando a considerar que ambos autores son los más importantes del siglo, a pesar de sus limitaciones. En ese sentido, no olvidemos que el Nobel de 2010 difundió las ideas de ambos pensadores en conferencias y en artículos de opinión.
En suma, para Vargas Llosa, el liberalismo es, en primer lugar, una actitud ante la vida y ante la sociedad, fundada en la tolerancia y el respeto, en el amor por la cultura, en una voluntad de coexistencia con el otro, con los otros, y en una defensa firme de la libertad personal como valor supremo. Esta libertad no es divisible ni fragmentaria, sino una sola que debe manifestarse en todos los dominios: el económico, el político, el social y el cultural, en una sociedad genuinamente democrática. Según Vargas Llosa, la doctrina liberal ha representado desde sus orígenes la forma más avanzada de la cultura humana y es lo que más ha luchado contra la "llamada de la tribu. Pues “la tribu”- la nación, la clase o el partido, la religión, etc.-, es quien aprisiona la libertad personal, que es lo que el autor considera el mayor logro humano. Liberal apasionado, Vargas Llosa nos dejó una obra que debería ser visitada más allá de las tendencias políticas de sus lectores.
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