El libro de la historiadora Daniella Terreros invita a reflexionar sobre cómo la moda de los años veinte transformó los códigos sociales y culturales, al tiempo que reúne valiosas ilustraciones de la vestimenta de la garçonne limeña.
La historiadora Daniella Terreros recuerda con cariño cómo desde pequeña cosía su propia ropa, buscaba un accesorio que la hiciera única y, en sus años universitarios, se atrevía a teñirse el cabello de colores. Así fue acercándose, poco a poco, a una industria que le resultaba fascinante estudiar desde la historia y el arte. “Al terminar la universidad ingresé a Prolima, el programa de recuperación del Centro Histórico. Allí, en plena pandemia, me encargaron hacer un texto relacionado a la historia del traje virreinal en Lima. Me pareció un reto enorme. Pasé un año entero haciendo la investigación”, rememora Terreros sobre su primer acercamiento a la investigación de moda.
Con los años, la historiadora se interesaría en realizar una tesis sobre un periodo determinado: la moda limeña de los años veinte y el surgimiento de la garçonne. Ese estudio se convirtió en el libro Elegantes y transgresoras: Mujeres, moda y revolución cultural en la Lima de 1920, publicado bajo el sello del Fondo Editorial de la UNMSM. La obra tendrá una presentación especial el próximo jueves 25 de septiembre, en la Alianza Francesa de Miraflores.

Daniella Terreros es licenciada en Historia y magíster en Arte Peruano y Latinoamericano por la UNMSM.Fuente: Instagram @daniella_terreros
¿Dónde surge la garçonne y cómo llegó a convirtirse en un lenguaje de moda?
El término proviene de Francia. Se denominó garçonne al ideal de mujer moderna: una figura femenina que desafiaba los límites del siglo pasado y que surgió de escenarios culturales en transformación. Estas mujeres llevaban el cabello corto, desdibujaban sus caderas con vestidos rectos y sueltos, pintaban su rostro de forma considerada “exagerada” y, en algunos casos, escribían sobre los cambios sociales de la época.
La nueva feminidad cruzó fronteras y se instaló en la capital peruana. “Los años veinte nos remiten a una mujer de largas pestañas, mirada profunda marcada por el rímel y labios rojos, en cierta medida liberada de la moral conservadora de la sociedad limeña: la garçonne. […] Liberadas del peso de sus largas cabelleras y de los excesivos metrajes de tela de sus vestidos, las garçonnes tomaron las riendas de su aspecto, personificaron un auténtico símbolo”, escribe Terreros en su libro. Con ello explica cómo la moda reivindica, enseña y sienta las bases de un nuevo lenguaje en un contexto sumamente complicado.

La liberación femenina que proponía la garçonne enfurecía al entorno masculino tanto en Latinoamérica como en Europa. “Muchos artículos, escritos por hombres académicos, decían que la mujer no debía vestirse así. Se la tildaba de una tal por cual”, destaca la historiadora. Esto se debía, en gran medida, a que la garçonne podía acudir sola a determinados espacios culturales. “La mujer se volvió más osada y expresaba lo que sentía. Salían solas a bares o cafés. Coqueteaban con mayor libertad”, menciona la autora.
La moda de una época no es un fenómeno ajeno: es una oportunidad para comprender otra mirada sobre el contexto social y cultural. Con Elegantes y transgresoras nos acercamos a la mujer limeña que, al marcar sus propios códigos de vestimenta, se hacía presente en una sociedad que cuestionaba y juzgaba su rol.

La garçonne en las ilustraciones de moda
La estética andrógina de la garçonne se difundió en las revistas más importantes de la época. El libro de Terreros presenta ilustraciones de destacados artistas que validaban esta propuesta liberal, propia de un grupo de mujeres. Entre ellas destaca la obra del peruano Reynaldo Luza, quien retrató a una garçonne para la publicidad de la marca Chanel, ilustración que fue publicada en Harper’s Bazaar en 1925.
También se aprecia la portada Rosa de fuego de La Revista, donde se muestra el rostro de una mujer de cabello corto, ojos maquillados con sombras moradas, delineado negro, un hombro descubierto y un cigarrillo entre los labios. Terreros explica la importancia de esta representación con las siguientes líneas: “Los años veinte constituyeron un espacio de expresión para difundir nuevas ideas artísticas, literarias e ideológicas de la vanguardia limeña”.