El cronista estadounidense especializado en política americana y corresponsal partícipe de los conflictos bélicos que decidieron la historia mundial de la segunda mitad del siglo XX visitó por primera vez la Feria Internacional del Libro.
Escribe: Milton López
Democracia es la palabra que más repite el cronista Jon Lee Anderson cuando se conversa con él, quizás porque es lo que más necesita su país de origen con la llegada de Trump a la presidencia y también América Latina con el advenimiento de regímenes autoritarios.
Experiencia para debatir sobre temas latinoamericanos no le falta. Anderson demuestra cierta nostalgia cuando recuerda que Lima fue el país que lo vio nacer como reportero a mediados de la década de los setenta en la histórica revista 'The Lima Times', dirigida por el inglés Nikolas Asheshov.
"Yo no fui corresponsal de 'The Lima Times', fui un pelón más. Un reporterito de 'The Lima Times'. Aquí es donde di mi inicio como periodista y aprendí el oficio", recuerda quien comenzó a ensuciarse los zapatos buscando noticias en plena Guerra Fría.
Fue un tiempo político agitado en donde varias naciones latinoamericanas se debatían entre dictaduras, guerras civiles y democracias títeres de la influencia estadounidense o soviética, refiere el reportero que cubrió guerras en Siria, el Líbano, Libia, Irak, Afganistán, Angola, Somalia, Sudán, Mali y Liberia.
Sin embargo, el Perú para Jon Lee Anderson era “toda una señora República, pero que vive a su propio aire. Era una época muy ensangrentada. Perú de alguna manera era como un país burbuja. Sendero (Luminoso) recién llega después".
LA MALDICIÓN DE NO TOMAR PARTIDO
Anderson explica esto en el sentido que el Perú no terminaba de tomar partido por EE. UU. o la Unión Soviética en los setenta. Incluso recuerda que cuando paseaba por la Plaza de Armas de Cusco podía observar una casa de la amistad soviético-peruana. Lo que significada “una noción de identidad no alienada”, precisa.
La “burbuja peruana”, aún permanece. No es ni Venezuela ni Bolivia. Eso lo ha salvado de algunas situaciones, dice Anderson. Pero no de algunas crisis como el de la corrupción destapada por los recientes audios telefónicos de miembros del Consejo Nacional de la Magistratura y el Poder Judicial, o el caso Lava Jato, con los sobornos de empresas brasileñas a gobiernos latinoamericanos.
El caso más similar a estos destapes es el caso Watergate, compara Anderson, el cual originó la renuncia del ex presidente de EE.UU., Richard Nixon, por la revelación de los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein del encubrimiento de su administración en la Casa Blanca del robo de documentación a un edificio del Partido Demócrata.
Jon Lee Anderson, quien es un escritor de la revista "The New Yorker" en la actualidad, señala que si bien es positivo que se realicen destapes que revelen aquello que el poder quiere ocultar, le preocupa que exista esta suerte de “vida paralela” en las autoridades peruanas. Y agrega que su antecedente más cercano son los famosos vladivideos de finales del régimen fujimorista.
“Los vladivideos demuestran un régimen supuestamente democrático, que actúa como régimen autoritario y corrupto, comprometiendo a mucha la gente, sobornando y minando las fibras de la democracia con soborno, coacción y chantaje”, asegura Jon Lee Anderson.
UN BUSCADOR DE PERSONAJES VIOLENTOS
“Siempre me he interesado y he pasado los años con gente que intentó la vía violenta para alcanzar el poder”, detalla Anderson al describir todos los personajes de los que ha escrito como Hugo Chávez, Augusto Pinochet, Fidel Castro y el Che Guevara. Asimismo, fue amigo íntimo de Gabriel García Márquez y a partir de eso es profesor de su fundación.
Por supuesto, el cronista que ganó el Premio periodístico Maria Moors Cabot en el 2013, confiesa que existe un personaje peruano que le interesaría entrevistar: el líder del movimiento subversivo Sendero Luminoso, Abimael Guzmán. “No digo que sea santo de mi devoción, pero es un personaje que interesa y que quedó en un hueco de hace 25 años”, enfatiza.
Al recordar al llamado 'Camarada Gonzalo', también le viene a la mente el ex jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Vladimiro Montesinos. “Abimael Guzmán y Vladimiro Montesinos son dos caras de una misma moneda de alguna manera”, asevera.
En vista de la herida que dejó el conflicto armado en el Perú y el posterior régimen fujimorista, además de las investigaciones por corrupción de todos los presidentes desde Alberto Fujimori hasta Pedro Pablo Kuczynski, Anderson explica que nuestra evolución hacia una auténtica democracia es “un caldo que está hirviendo. La sopa no está terminada”.
Ese tipo de fracturas sociopolíticas en América Latina explican que sea la región con más homicidios en el mundo. “¿Qué quiere decir que en América Latina, luego de 30 años de la llamada era democrática, no se logre el Estado de Derecho?”, cuestiona.
Anderson resalta frente a ese escenario el rol de periodismo como garante de la democracia. ”La democracia sigue muy precaria incluso en países donde era fuerte. Estados Unidos ya no es un referente porque ha elegido a Trump”, dice, quien también participó junto a los periodistas Gustavo Gorriti y Claudia Cisneros de un conversatorio titulado “El Virus de la Corrupción”.
“La democracia en el Perú es fortalecida por la revelación de los audios. Le va bien sanearse del foro judicial”, precisa. “Trump ataca a la prensa porque sabe que la fiscaliza. (…) Si el periodismo no funciona, tampoco la democracia”, concluye.
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