El Nobel peruano cierra de esta manera la semana de visita en Rusia donde recibió un premio.
El escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa, se mostró emocionado por visitar de nuevo Yásnaya Poliana, la finca donde vivió y murió el gran novelista ruso León Tolstoi, una de sus grandes influencias, con lo que puso el broche de oro a su estancia en Rusia.
"Siento mucha emoción porque una persona que admira a Tolstoi se interesa muchísimo por cómo era su familia, cómo era su vida, cómo trabajaba y cuál era su entorno", aseguró el literato después de visitar la casa museo del escritor ruso, situada 200 kilómetros al sur de Moscú, y de mantener un encuentro con lectores.
"Y creo que aquí todo esto está clarísimo, maravillosamente preservado, incluso los objetos personales con los que hizo su vida", añadió.
El Premio Nobel, que estuvo una primera vez en este lugar hace siete años, destacó que "además, en esta época la visita es bellísima, porque el otoño, realmente le da a este paisaje una coloración muy especial. Es una visita que se queda en la memoria, la voy a recordar siempre".
Con esta visita que hizo acompañado de su pareja, Isabel Preysler, Vargas Llosa puso punto final a un periplo ruso de casi una semana en el que recibió en el teatro Bolshoi de Moscú el premio literario Yásnaya Poliana por su obra "Un héroe discreto", traducida al ruso, un galardón estrechamente vinculado al gran novelista ruso.
"Si tengo la obligación de escoger me quedo con Tolstoi, porque el tipo de literatura que yo quisiera escribir se parece más a la de Tolstoi", dijo cuando fue preguntado en un encuentro con lectores en esta localidad sobre si prefería al autor de Guerra y Paz o a otro clásico ruso, Fiodor Dostoyevski.
Y ello porque Vargas Llosa admira lo que llama la "novela total" que Tolstoi creó.
"Es un maravilloso descriptor. Yo le siento muy afín a mi propia idiosincrasia", señaló del novelista ruso que escribió precisamente en la casa de Yásnaya Poliana sus grandes obras, como Anna Karenina.
"Hay pocos escritores en el mundo que dedicarían cinco años a escribir una novela", dijo en otro momento, para añadir que él, que tardó tres años en terminar algunas de sus obras más ambiciosas como Conversación en la catedral, si encuentra "un tema que lo exija" también dedicaría un lustro a crear una obra. (EFE)
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