Metafísico y doloroso, César Vallejo caló hondo con sus poemas, en los que reflejó su propio sufrimiento. Pero también plasmó la esperanza en el ser humano.
César Vallejo es el poeta del dolor, pero es también el poeta de la esperanza en el hombre. "Decimos que la poesía de Vallejo es imantada porque atrapa a toda aquella persona que se allegue a sus páginas", dice el escritor Marco Martos en el prólogo de la edición de la obra poética de Vallejo de Peisa. Dueño de una intuición poderosa, el vate transitó los linderos del surrealismo pero conservó siempre una raíz romántica que también conectó con los lectores.
Textos como los de "Poemas humanos" continenen una intensidad afectiva inmensa, confesiones en verso. El dolor presente en "Los heraldos negros" y la búsqueda experimental de "Trilce" hacen a César Vallejo un poeta completo, que abarca casi todos los espectros que un ser humano puede vivir. Quizás ahí la clave de su trascendencia.
A 80 años de su muerte en París, recordamos a César Vallejo con tres extractos de sus poemas, en los que se reflejan caracerísticas de la profundidad que alcanzó el vate trujillano.
LOS NUEVE MONSTRUOS (DE "POEMAS HUMANOS")
Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.
Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.
Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rosseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
VOY A HABLAR DE LA ESPERANZA (DE "POEMAS EN PROSA")
Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.
Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.
EL POETA A SU AMADA (DE "LOS HERALDOS NEGROS")
Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.
En esta noche clara que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esa noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.
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