A más de 50 años de su publicación, "Un mundo para Julius" sigue marcando las lecturas de una nueva generación de narradores. Tres voces contemporáneas de la literatura peruana opinaron para RPP Noticias sobre la vigencia de la novela.
Han pasado poco más de 50 años —51, para ser exactos— desde que el pequeño Julius, protagonista de la novela más emblemática de Alfredo Bryce Echenique, ingresó a la literatura peruana montado en la carroza de su bisabuelo-presidente, jugando a que era un vaquero. “Un mundo para Julius” se publicó en 1970 y llegó a su cincuentena en 2020, pero la pandemia retrasó la celebración de su medio siglo hasta este año en que la editorial Peisa lanzó una edición conmemorativa con prólogo del poeta y ensayista español Luis García Montero.
Junto con Julius, también entraban dos mundos que, vistos desde la intimidad y a través de un estilo coloquial e irónico, mostraban las desigualdades que componen la sociedad peruana. Dos realidades —las de una élite y la clase trabajadora, compuesta por provincianos— percibidas por la mirada tierna e inocente de un niño. “El verdadero cariño está en los provincianos que sirven en la casa. El afecto está en la selvática, la chola… Esa mirada adorable que se instala en esa casona le da sentido a la novela”, comentó Germán Coronado, editor de Peisa, a RPP Noticias.
Surgida en el momento culminante del boom latinoamericano, “Un mundo para Julius” conserva su brillo de fenómeno editorial y, en la actualidad, está cerca de desembarcar en la pantalla grande con una adaptación cinematográfica, dirigida por la cineasta Rossana Díaz Costa, próxima a estrenarse en salas de Lima y provincias el 11 de noviembre. ¿Cómo lee la novela, actualmente, una nueva generación de narradores? ¿Qué marcas de Alfredo Bryce Echenique reconocen en su propia obra? Tres autores respondieron a RPP Noticias.
La eterna juventud de “Un mundo para Julius”
“Es una novela que no envejece”, señaló la escritora María José Caro, para quien “Un mundo para Julius” se trata también de un “libro que nos gusta de niños y también de adultos” y “se presta a muchas lecturas, desde las más íntimas hasta las sociales”. “Nos confronta además con el hecho de que esa Lima que fue escrita hace 50 años se parece mucho a la de hoy. El racismo, el clasismo. Realidades opuestas que pueden estar bajo el techo de una misma casa”, agregó.
Por su parte, el escritor Yero Chuquicaña consideró que “Un mundo para Julius” recoge “el añejo clasismo que opera frívolamente dentro de la sociedad limeña”. Para él, la novela es “un relato de dominantes y sometidos de la que el pequeño Julius es testigo directo, desaprobando casi siempre la conducta del primer grupo y sintiéndose más atraído, sentimentalmente hablando, por los de la segunda clase: las mujeres y hombres que estaban a su disposición para satisfacer sus necesidades más básicas, pero, sobre todo, para dotarlo de humanidad”.
En el caso del narrador Leonardo Ledesma, el debut novelesco de Bryce Echenique tiene “muchas aristas desde dónde abordarlo”, que van desde el “análisis técnico” hasta otros con “una visión sociocultural, política, étnica e incluso de género”. Pero la “atemporalidad” de la historia es lo que se impone al constatar que “lo que parece una novela sobre el descubrimiento de un niño a través de su núcleo familiar, sus dinámicas con la servidumbre y con los espacios, es, hoy en el siglo 21, una mímesis del Perú en donde los ataúdes de los ricos salen por la puerta de en frente y los de los pobres por la puerta de servicio”.
El magisterio de Alfredo Bryce Echenique
Autora del libro de cuentos “¿Qué tengo de malo?” y la novela “Perro de ojos negros”, María José Caro reconoció que la literatura de Alfredo Bryce Echenique dejó una huella en su propia obra. “Para mí fue un referente y sé que también para muchos autores ‘jóvenes’. Escribir desde la voz de un niño tímido que crece, se decepciona, descubre las injusticias. Pienso no solo en ‘Un mundo para Julius’, sino en otras obras clave como ‘Huerto cerrado’. En mi caso mi libro de cuentos es por momentos un homenaje”, explicó.
Yero Chuquicaña, ganador del Premio Nacional de Literatura 2017 por su libro de cuentos “Falsos cuentos”, afirmó que guarda una “pequeña relación de amor y odio con la obra de Bryce”. Sin embargo, si tuviera que elegir uno solo de sus libros, ese sería “La vida exagerada de Martín Romaña”. “No puedo mentir: no hay un solo capítulo de esta novela que no me arranque una carcajada, o que al menos no me haga reír, dentro de lo que es admisible en una narración hiperbolizada, cínica, ridícula y, al mismo tiempo, fina”.
En cuanto a Leonardo Ledesma, coautor de “El demonio camuflado en el asfalto” y autor de “Barrio laberinto” (cuentario que saldrá próximamente bajo el sello Alfaguara), para él Alfredo Bryce Echenique le enseñó a “entender que el fingimiento o la pose debe ser uno de los males más detestables, y que la vanidad, exageradamente amplificada en el hoy, no hace más que convertirte en un remedo de ti”, indicó.
Desde lecciones de literatura hasta formas de asumir un oficio, el magisterio de Bryce Echenique prevalece.
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