La obra escrita y dirigida por K’intu Galiano y protagonizada por Vania Accinelli propone una mirada íntima y urgente sobre la salud mental, los vínculos maternos y el poder transformador del dolor.
Las luces se encienden para revelar a una mujer en medio del escenario. Ella confronta los prejuicios sobre la bipolaridad a través de su propia historia, mientras revisa a profundidad aquellos episodios que la marcaron como hija, madre y mujer. Se cuestiona constantemente, y el espectador la acompaña. ¿Será capaz de sobrevivir a este proceso?
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La salud mental sigue siendo una de las grandes conversaciones pendientes. Y el teatro, ese espacio donde las emociones se amplifican, puede ser una herramienta poderosa para abordarla desde lo íntimo. Ese es el espíritu de Mi madre se comió mi corazón, la más reciente propuesta del dramaturgo K’intu Galiano, que llega con una interpretación potente de Vania Accinelli en el Teatro La Plaza.
Un grito poético contra el silencio
“La salud mental es la piedra angular de nuestra salud como individuos y como sociedad”, afirma Galiano en entrevista con RPP. Y es desde esa convicción que nace esta obra: como un testimonio autoficcional que indaga en la complejidad de los vínculos maternos, el peso del dolor heredado y el largo camino hacia la sanación.
Esa intimidad también se refleja en el origen mismo del texto. Fue escrito originalmente como una nota en el celular, desde la voz de una mujer que intenta sanar la relación con su madre para romper el ciclo y construir con su hija un vínculo menos doloroso. “El título, Mi madre se comió mi corazón, brotó de manera intuitiva. Luego se convirtió en un campo semántico muy fértil para la experiencia escénica”, explica el autor.
La puesta en escena minimalista envuelve al espectador en una marea de emociones sostenida por la fortaleza de Vania. Solo necesita una luz, una silla, un chal y un columpio; pero lo que entrega es una vorágine emocional: saltos de tiempo, multiplicidad de personajes y recursos escénicos que mantienen la atención fija del espectador, de principio a fin.

Escrita y dirigida por K’intu Galiano, 'Mi madre se comió mi corazón' explora los vínculos familiares y el dolor heredado.Fuente: Los Productores
Vania Accinelli: una actriz, muchas voces
Sobre el escenario, Vania se luce. Salta, grita, calla, ríe, llora, corre, ocupa cada rincón. Interpreta a múltiples personajes -una niña, una madre, una voz interna, una terapeuta- y a todos los define con una precisión impactante.
“Hay una conexión muy orgánica con el público. Les hablo todo el tiempo, se genera un vínculo real”, cuenta la actriz. “Lo más desafiante es prestarle mi corazón. Estar totalmente presente y dejar que su verdad me atraviese”.
Accinelli también destaca la crudeza del texto: “Es muy visceral. El personaje es transparente, y eso hace que la gente conecte rápido, porque todos, en algún momento, hemos tenido que trabajar con un dolor familiar, con una herida, para poder crecer”.
La salud mental como responsabilidad compartida
El texto no busca explicar la bipolaridad desde un enfoque clínico, sino explorar las raíces del dolor emocional. “He tenido muchas amigas que han vivido vínculos muy complicados con sus madres, donde la ausencia de salud mental ha sido un tema crítico”, explica Galiano. “En muchos de esos casos, han terminado con un diagnóstico muy similar, y muchas veces idéntico, al de sus madres”.
Ese primer acercamiento se convirtió en una investigación profunda, que llevó al dramaturgo a cuestionar el modo en que entendemos y tratamos el sufrimiento psíquico: “Tuve que pasar por un proceso de mucha investigación que abrió todo un panorama muy luminoso, con diferentes perspectivas y paradigmas sobre la salud mental, que suponen la idea de no confiar ciegamente en los llamados tratamientos psicológicos o psiquiátricos”.
Galiano sostiene que el enfoque más valioso es aquel que devuelve la responsabilidad al individuo: “Ciertamente, los tratamientos tienen una función dentro de la atención de este fenómeno, pero no debería ser la principal. Ahora el paradigma con mayor valor es aquel que supone una atención de la salud mental que tenga como protagonista a la persona. Que no delegue la responsabilidad total de su salud a un agente externo, ya sea un psicólogo o un psiquiatra”.

Las últimas funciones de 'Mi madre se comió mi corazón' serán el sábado 24 y domingo 25 de mayo en el Teatro La Plaza.Fuente: Los Productores
Sofía Rocha, presente
Uno de los momentos más emotivos de la obra es el homenaje a Sofía Rocha, actriz peruana que falleció en marzo de 2019 y cuya ausencia aún resuena en la escena nacional. “Fue un honor nombrarla en un teatro donde ella actuó. No tuve una relación cercana con ella, pero la admiré muchísimo. Mencionar su nombre es un momento sagrado”, dice Vania.
Un teatro que sana
Para K’intu, escribir esta obra fue un proceso de liberación. Y para el público, verla puede ser un punto de partida. “Quiero que la obra genere diálogo. Que impulse a observarnos más profundamente y dar pasos hacia una vida más saludable”, explica.
Definitivamente, una oportunidad única para acercarnos a un tema que sigue siendo tabú, pero que necesita hablarse en voz alta. Porque cuando el teatro se atreve a tocar lo más profundo, lo íntimo se vuelve colectivo, y el silencio, finalmente, se rompe.

Esta es la segunda obra de la temporada de otoño del Teatro La Plaza, que cerrará con 'Proyecto Ugaz', dirigida por Diego Gargurevich.Fuente: Los Productores
Mi madre se comió mi corazón
Fecha: hasta el 25 de mayo
Lugar: Teatro La Plaza
Funciones: sábado 8 p.m. y domingo 7 p.m.
Entradas en Joinnus y en la boletería del teatro.
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