La actriz dejó de lado su papel de buena chica y aseguró que "quiero cuidar de mi marido (Ben Affleck) y de mis hijos.
La actriz estadounidense Jennifer Garner ha dado un giro de 180 grados a su carrera pues ha dejado de lado la imagen de buena chica para explotar su lado más “canalla” en la película "Butter".
"Mi personaje es escandaloso y atroz, pero no me resultó difícil ponerme en su piel. De hecho necesitaba algo así. Soy una buena chica y he hecho en muchas ocasiones de buena chica, así que a veces tienes que liberarte y soltarte un poco. Es genial huir de eso y dar vida a alguien en el lado más canalla de mi repertorio", precisó a Efe.
Durante años, Laura (Jennifer Garner) se ha labrado una imagen prestigiosa como esposa de un famoso escultor de figuras de mantequilla (Ty Burrell), pero su reputación queda en entredicho cuando decide tomar el testigo de su marido en competiciones para las que no duda en usar todas sus artimañas para hacerse con la victoria a cualquier precio.
"Es alguien a quien no querrías emular en la vida real ni tomar como ejemplo de nada, pero al mismo tiempo sus motivaciones son claras y suponen un reto enorme para ella. Por eso sentí mucha empatía y amor por ella", explicó Garner.
Para Garner no fue complicado encarnar a una mujer de valores tradicionales y profundamente religiosos porque se crió en una comunidad tejana similar y es algo que incluso vio en su propio hogar, especialmente por su padre.
"Mis hermanas y yo debíamos llevar el mismo corte de pelo, nada de maquillaje ni pendientes. Dábamos una perfecta imagen de niñas buenas. Ahora todas, aunque somos más liberales, tratamos de educar a nuestros hijos con la misma simplicidad que teníamos en mi casa", dijo.
Garner está casada desde 2005 con Ben Affleck y tiene tres hijos con él. Tras destacar en la televisión con la serie "Alias" y aparecer en cintas como "Pearl Harbor" (2001), "Daredevil" (2003) y "Juno" (2007), la actriz ha disminuido su ritmo de trabajo para dedicarse a su familia.
"Ya no hago cualquier cosa. Solo proyectos que no puedo dejar pasar", manifestó.
"Con cada bebé que ha llegado -el último, en febrero- me vuelvo más quisquillosa. Ben y yo no podemos rodar a la vez, no somos así. Puede ser muy estresante porque sentimos que a veces nos falta tiempo. A mí a veces me crea una crisis de identidad y a Ben un fuerte dolor de cabeza. Quiere estar ahí para nosotros. Trabaja duro para que nuestros hijos sientan su presencia y apoyo", declaró.
La actriz, a sus 40 años, tiene muy claras sus prioridades: "Quiero cuidar de mi marido y de mis hijos. Espero hacerlo por mucho tiempo y vivir 60 años más. En esta vida nada está garantizado, así que mejor no mirar atrás, ser feliz y disfrutar de lo que tenemos", concluyó.
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