Fue su debut en ese país y logró que el público, que no estaba familiarizado con sus temas, se entregara incondicionalmente
La artista australiana Kylie Minogue demostró hoy por qué sus fans son legión en medio mundo y logró poner Rabat en ebullición gracias a un espectáculo vibrante en el que derrochó conexión con un público entregado.
El concierto, de casi dos horas de duración, fue un alarde de profesionalidad de Minogue y de su equipo, con una puesta en escena que dejó bien claro que en estos momentos sigue siendo una de las reinas indiscutibles del pop mundial.
Pese a que gran parte del público no estaba familiarizada con sus temas, la australiana, un compendio de simpatía y encanto, logró transmitir la energía de su música, gracias también al diálogo en un francés más que aceptable que entabló con los miles de espectadores que le gritaban desde la audiencia.
El concierto de Minogue supuso además el pistoletazo de inicio del festival Mawazine, el de mayor renombre internacional del reino marroquí, que durante diez días verá desfilar a otros grandes nombres de la música mundial, como Alicia Keys, Stevie Wonder o Emir Kusturica.
Pero ésta era la noche de Kylie, que repasó sus mayores éxitos y contó con la colaboración de un público entregado.
Entre los momentos de mayor fervor estuvieron su interpretación de "Spinning around" o "In my arms", aunque el público se rindió, como ocurre siempre en sus conciertos, cuando comenzaron los compases de "Can"t get you out of my head".
Acompañada de dos coristas, un equipo de bailarines, y una pantalla de enormes dimensiones, Minogue, que actuaba por primera vez en Marruecos, se atrevió en más de una ocasión a cantar a capella.
A sus 40 años, la diva también dejó claro que las horas de gimnasio, además de ayudarle a mantener una figura envidiable, le sirven para mostrar un despliegue físico exuberante y no parar de bailar y recorrer el escenario durante todo el concierto.
Especialmente comentados por el público fueron la galería de vestidos y trajes que Minogue fue exhibiendo a lo largo de la actuación, con alguna minifalda que probablemente será objeto de más de una controversia durante la semana en un país marcadamente musulmán y conservador.
Con minifalda, pantalón o vestido, la artista quiso cerrar su primera visita a Marruecos por todo lo alto, con uno de sus primeros éxitos, "I should be so lucky", pese a que la gran mayoría del público rabatí ya había dejado el lugar sin esperar al pertinente "bis", que quedó para el disfrute de unos pocos irreductibles.
Para ellos, las últimas palabras de Minogue: "Ha sido increíble venir aquí por primera vez, y espero que esto se repita pronto".
EFE
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