En una extensa entrevista, Xuxa, la icónica presentadora infantil de Brasil, hizo un repaso por su trayectoria y reconoció que, de alguna manera, avaló estándares de belleza poco saludables en su programa.
Xuxa, quien alguna vez brilló como la estrella máxima de Brasil, hoy expresa un sincero arrepentimiento por su pasado. Aunque en su época fue admirada, admite que gran parte de sus acciones en pantalla causaron daño. La recordada presentadora infantil reconoce la influencia negativa que tuvo en la autoestima de sus jóvenes seguidoras, en un país tan diverso que atraviesa una revolución cultural.
Maria da Graça Xuxa Meneghel, quien pasó a la historia como Xuxa, una vez ocupó el sitial de honor en la televisión brasileña. Generaciones enteras de niños disfrutaron de sus programas matutinos, donde no faltaban los juegos, la música y el baile. “Yo venía a ser la muñeca, la niñera, la amiga de estos niños”, recuerda en una entrevista con The New York Times. “Una Barbie de aquella época… Ella venía con un autito rosa, yo venía con una nave espacial rosa”.
El fenómeno llamado Xuxa
En 1986, cuando tenía 23 años, la apodada reina de los bajitos conquistó la televisión con su propio programa infantil, que instantáneamente se convirtió en un fenómeno. El espacio reunía a unos 200 niños en un escenario lleno de colores, presentando actuaciones musicales y concursos. En poco tiempo, se volvió un ícono.
Su éxito trascendió fronteras. Luego de conquistar Brasil, Xuxa expandió su programa al español, grabando en Buenos Aires y Barcelona. A principios de los años 90, era vista por decenas de millones de niños. Su fama creció tanto que se convirtió en una de las mujeres más influyentes, siendo comparada incluso con Margaret Thatcher, y se le atribuyeron relaciones sentimentales con figuras como Pelé y John F. Kennedy Jr.
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Las palabras de Xuxa
“En los años 80, no podías encontrar una telenovela en la que la empleada no fuera negra”, reflexiona Xuxa. Entonces llegó ella: blanca, rubia, alta, con piernas largas; y todos la adoraron. Sin embargo, no todo era color de rosa para la animadora. También estuvo sometida a los cánones de belleza desde temprana edad, llegando a sentirse como un objeto. "Desde pequeña me veían como un pedazo de carne”.
“Una muñeca tiene que tener el pelo largo”, recuerda que le dijeron. Además, confesó que tuvo que perder peso y someterse a cirugía plástica. En ese sentido, afirma: “no es culpa del show de Xuxa, es culpa de todo lo que nos transmitían como normal”.
Blanca, rubia, alta
A pesar de tener una audiencia diversa y mestiza, Xuxa era descendiente de inmigrantes italianos, polacos y alemanes, lo que la aproximaba a las princesas y muñecas que dominaron la cultura pop en los años 80. "Y ahí llegué yo: blanca, rubia, alta, piernas largas”, dijo. “Creo, por lo tanto, que tal vez por eso tuve mucho éxito en esa época”.
Mirando hacia atrás, sobre el estándar de belleza que representó para la juventud, la chica rubia que usaba faldas cortas y botas hasta los muslos, ahora reconoce que en su momento no lo percibía como un problema. “Hoy sabemos que está mal... Madre santa, qué trauma les puse en la cabeza a algunos niños”, confesó la reina de los bajitos. “No fui yo quien lo decidió. Pero lo avalé. Le puse mi firma”.
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