La periodista que transformó el periodismo de espectáculos en el Perú celebra 50 años de vida convertida en un ícono de la televisión local.
La periodista Magaly Medina cumple 50 años convertida en todo un ícono de la televisión peruana, hecha una experta mujer de los negocios, enamorada y con el físico envidiable de una femme fatal en su mejor momento. En resumen: con salud, dinero y amor.
Madre de un hijo que le sigue los pasos en la carrera profesional, Magaly también arrastra en su legado un divorcio, reiteradas cartas notariales, más de un matrimonio destruido por un “ampay”, seis demandas perdidas y 76 días recluida en Santa Mónica.
Conocida también como la “Urraca”, por su fascinación por el chisme y por exponer el lado menos glamoroso del espectáculo local, nació el 31 de marzo de 1963 en Huacho. Es la mayor de tres hermanos. Estudió la primaria y secundaria en Colegio Nacional Mercedes Indacochea.
En 1980 viajó a Lima para dedicarse al periodismo. Ingresó al Instituto Jaime Bausate y Meza. Nunca terminó sus estudios, pero esto no fue impedimento para que iniciara su carrera en el diario Correo (más tarde siguió en la revista Oiga). Tres años después, contrajo matrimonio con el también periodista Marco Mendoza, con quien tuvo a su único hijo, Gianmarco Mendoza Medina.
Ha caminado mucho desde su infame participación en el programa de debates “Fuego cruzado”, allá por 1991, donde cuestionó duramente al desaparecido Augusto Ferrando, a quien calificó de “vulgar y chabacano”, por su estilo de conducción en “Trampolín a la fama”.
Empezó entonces una montaña rusa. Dio finalmente el salto a la televisión en una secuencia de espectáculos llamada “Pese a quien le pese” (1997), dentro del noticiero de ATV. Su éxito fue tan grande que no pasó mucho para que el canal decidiese extender el bloque a programa sabatino, de dos horas de duración.
Vino después su cambio de camiseta. Frecuencia Latina la reclutó en 1998 y le dio una nueva identidad, bajo la conducción de “Magaly TeVe”. Tras el cambio de directorio de canal 2 a Baruch Ivcher, regresó a las filas de ATV, donde se mantuvo hasta 2012.
Lo hizo todo. Soltó carcajadas y lágrimas. Salió al aire con unas copas de más, protagonizó enfrentamientos televisivos con programas de farándula en España y Chile. Se vistió de barredora, de bruja, de conejita de Playboy. Se puso polleras y perdió hasta las bragas al ritmo de “Ven a bailar” de Euforia.
Ha hecho populares frases como “sin confirmar”, “calabacita”, “figuretti”, “chollywood”, “bataclana” y “jugadorazo”. Ha publicado un libro sobre sus vivencias en prisión, “El precio de ser Magaly Medina: mi verdad en la cárcel”.
Ha ganado muchos fanáticos, pero también detractores. La lista oficial incluye a Lucía Oxenford, Raúl Romero, Lucho Cáceres, Efraín Aguilar, Claudia Cisneros, Olenka Zimmerman, Tula Rodríguez, Laura Bozzo y Andrea Montenegro, por mencionar algunos nombres. Pero fue, sin lugar a dudas, Gisela Valcárcel su más ferviente enemiga y su Waterloo, tras ganarle una demanda por difamación agravada en 2001.
Durante años se dijeron de todo. Mientras que la “Señito” se refería a ella como “cucaracha”, la “Urraca” le recordaba que su último programa al mediodía (Siempre Gisela) apenas llegó a los 6 puntos de rating. Sin embargo, a partir de 2008, la situación cambió. La rubia volvió recargada a la televisión con “Bailando por un sueño”, en Panamericana, y la pelirroja aplaudió su triunfo. Pasaron de ser “archienemigas” a “comadres”, intercambiaron saludos desde sus respectivos espacios y jugaron con la posibilidad de un encuentro físico ante cámaras, que aún no llega.
Cuando creía que lo tenía todo bajo control, empezó el caso de Paolo Guerrero. El 16 de octubre de 2008, Medina fue condenada a 5 meses de pena privativa de la libertad, junto a su productor Ney Guerrero, tras perder una demanda con el seleccionado, por unas fotos que fueron difundidas en la revista “Magaly TeVe”. La publicación lo acusaba de abandonar la concentración la noche antes de un encuentro con Brasil, por las Eliminatorias Sudamericanas. Este “ampay” resultó ser falso.
Su futuro era incierto. A su ya larga lista de enemigos se le sumó Beto Ortiz (con quien antes ya había tenido problemas por exponer a su hijo ante los medios) con una carta abierta, desde el fenecido “Enemigos públicos”, en la que afirmaba: “Tu desgracia nos dio el rating más alto de toda nuestra historia… Tu tragedia vende, Magaly”. A la par, Evelyn Ortiz la retrataba como una periodista ambiciosa y sin escrúpulos en la miniserie “Magnolia Merino”, de Frecuencia Latina.
La libertad llegó 76 días más tarde. La “Urraca” volvió a pararse frente a una cámara, algo insegura, con un look muy canero, agradeciendo a quienes la apoyaron durante su “retiro” y advirtiendo que este no era su fin.
Empezó luego una nueva etapa: en 2009 fue condecorada en el Congreso de la República, por su labor emprendedora y representativa de la mujer peruana. Dos años más tarde, lideró la lista de las figuras más influyentes del Perú. Su programa también cambió. Los “ampays” pasaron a un segundo plano para dar paso a realitys como “La casa de Magaly”, “El gran chongo”, “Magaly Racing Team”, “Susy Díaz: El valor de la familia”, “Simple y llanamente Lucía de la Cruz” y más.
Tras 15 años al aire, el rating de “Magaly Teve” empezó a caer. En efecto, su último programa (emitido el 21 de diciembre de 2012) consiguió solo unos 8 puntos de promedio, de acuerdo a Ibope Time, frente a los 22.8 de “La reina de las carretillas”, de América TV, y los 22.5 de la final de la quinta temporada de “Yo soy”.
Sin embargo, ella negó a RPP Noticias que su retiro responda a la escasa sintonía. “Tenía planificado hacer esto desde hace dos años. Creo que todos los programas tienen un ciclo. Para mí, el ciclo de ‘Magaly TeVe’ ha culminado. Pero Magaly Medina continúa”, indicó.
Perdió el toque en la televisión, pero encontró el amor, que por mucho tiempo le fue esquivo. El notario Alfredo Zambrano apareció en su vida para llenarla de atenciones, llevarla de viaje por el mundo y lucirla en cuanto evento de sociedad surja.
Magaly ha descansado desde entonces, pero nunca se mantuvo lejos de las cámaras, ni de los diarios. La “Urraca” ha prometido que volverá a la pantalla chica. No ha dicho aún con qué formato. Solo nos quedan los indicios que ha dejado en una entrevista para Cosas: “Ney sigue escuchando propuestas y hay una que me ha entusiasmado mucho: enfrentarme con un público en vivo”.
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