Organizar de forma correcta el partido más importante a nivel de clubes del continente debe servir como paso inicial para demostrar que, cuando se quiere, se puede.
La organización de la final única de la Copa Libertadores de América debe ser una muestra más (sumada a los Panamericanos) de que podemos ser capaces de albergar un evento de tal magnitud. Con dos hinchadas y con una asistencia que, seguro, superará los 60 mil espectadores, entre otros condimentos propios de una final continental.
Hay muchas cosas que se le ha criticado a la Federación Peruana de Fútbol (FPF), sin embargo, hay un mérito en la obtención de este partido. Primero, se reconoció no ser la principal alternativa (la cuarta detrás de Santiago, Asunción y Medellín) y, desde ese lugar, se trabajó para que, en caso llegue la chance, esta los agarre preparados. Claro, sabiendo la ventaja con la que corría Lima por la cercanía de ambos países y la capacidad de sus dos principales estadios de fútbol.
El segundo punto tiene que ver con el conocimiento del poco compromiso de las otras ciudades para con la seguridad del evento. La comunicación rápida con el Gobierno Central fue clave, además del pronunciamiento casi de inmediato del presidente de la República, Martín Vizcarra.
Realizar el partido de manera exitosa (es el deseo de todos) será un gran paso para plantear que la fiesta vuelva a las tribunas. Juntos podemos, claro que sí, cuando queremos.
¿Qué necesitan Alianza Lima y Universitario para pasar a la siguiente fase? Ingresa tu pronóstico y mira la tabla en tiempo real.
Comparte esta noticia