Croacia jugará la final del Mundial y es interesante saber cómo un país de 4 millones de habitantes, sin una liga competitiva y un pasado lleno de guerras está por alcanzar la gloria.
En la Península Balcánica hay un país que siempre tuvo fe en el balón, a pesar de las guerras y no desarrollar una liga competitiva, Croacia dejó de lado un triste pasado por los conflictos armados, y siempre apoyado en el fútbol, encontró alegría para sus 4 millones de habitantes.
Croacia fue parte de la extinta Yugoslavia, que a nivel futbolístico, siempre compitió en el siglo XX. Dicha nación conquistó una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1960, en los mundiales llegó 2 veces a las semifinales (1930 y 1962) y en la Eurocopa fue dos veces subcampeón (1960 y 1968).
La región de los balcanes, y puntualmente Croacia ha sufrido varias convulsiones, empezando por la Primera y Segunda Guerra Mundial (donde apoyaron a Alemania), pero las cosas se volvieron más tensas cuando esta nación se convirtió en una unidad federal socialista unipartidista de la República Federal Socialista de Yugoslavia.
En medio de los problemas étnicos y políticos, Croacia declaró su independencia en junio de 1991, pero esta no tuvo efecto sino hasta el 8 de octubre del mismo año con una secuencia de conflictos armados con el Ejército Popular Yugoslavo. La guerra que dejó muchas secuelas, terminó en agosto de 1995 y recién pudo jugar al fútbol para las Eliminatorias de Francia 1998.
Los ataques y bombardeos golpearon a muchos de los jugadores de la actual selección croata, como por ejemplo Luka Modric, que fue un refugiado de la guerra, supo que el ejército de Serbia terminó asesinando a su abuelo.
La reconstrucción del país tras las guerras no fue inmediata, pero con la alegría de quedar terceros en Francia 98, una verdadera sorpresa, fue el punto de partida para que futbolísticamente generen una nueva historia lejos de Yugoslavia.
Un caso que pintó de cuerpo entero el cambio que significaba tener a Croacia, era que un jugador como Robert Prosinecki, que en 1990 estuvo defendiendo la camiseta de Yugoslavia en el Mundial de Italia, en 1998 se puso la 'Ajedrezada' y fue parte de una equipo de ensueño con Zvonimir Boban, Slaven Bilic, Robert Jarni, Davor Suker, Mario Stanic, Zvonimir Soldo y Aljosa Asanovic.
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