Yoani Sánchez, de 37 años, llegó en un vuelo procedente de Ciudad de Panamá donde la esperaban varios amigos, entre ellos el cineasta Dado Galvao, su anfitrión en Brasil.
La disidente cubana Yoani Sánchez fue recibida con protestas de un grupo de militantes comunistas en el aeropuerto de la ciudad brasileña de Salvador, al igual que lo ocurrido esta madrugada cuando llegó al país por la ciudad de Recife.
Unas veinte personas vinculadas a la Unión de la Juventud Socialista (UJS) esperaron a Sánchez en el aeropuerto Luis Eduardo Magalhaes, de Salvador, capital del estado de Bahía (noreste), con pancartas en las que la tachaban de "mercenaria".
Los manifestantes, que también mostraron carteles con elogios al sistema socialista cubano, gritaban "Cuba sí, yanquis no".
Una situación similar se vivió de madrugada en el aeropuerto internacional Guararapes, de Recife (noreste), donde Sánchez llegó esta madrugada en un vuelo procedente de Panamá y fue recibida por el cineasta Dado Galvao, su anfitrión en Brasil, con quien esta noche asistirá a una presentación del documental "Conexión Cuba-Honduras", en el que ella es una de las entrevistadas.
"Según la Unicef, hay 140 millones de niños desnutridos en el mundo. Ninguno es cubano", decía uno de los carteles portados por militantes de izquierda de Recife que rechazaban las opiniones de la bloguera.
Otros grupos, tan pequeños como los otros, valoraron su "lucha por la democracia", exigieron "libertad para Cuba" y entonaron cánticos contra por el "fin de la opresión".
Preguntada por esas reacciones, Sánchez declaró a periodistas que "así es y debe ser la democracia, la misma democracia que queremos para Cuba".
En Recife, Sánchez tomó un avión que la llevó a Salvador, desde donde siguió en automóvil para Feira de Santana, ciudad de 557.000 habitantes situada a 116 kilómetros de la capital bahiana, donde este noche se presentará el documental de Galvao.
Para evitar cualquier incidente con los militantes comunistas, Sánchez desembarcó en Salvador por una puerta distinta de la del resto de pasajeros.
En sus primeras declaraciones en Brasil, Sánchez apuntó que "lamentablemente, en Cuba es penalizado pensar diferente y opinar contra el Gobierno trae consecuencias nefastas, prisiones arbitrarias y vigilancia permanente".
Confesó además que ha viajado "preocupada", porque en La Habana ha quedado su familia, aunque apuntó que confía en que no recibirá "malas noticias" durante su viaje de 80 días por una decena de países, porque "se han visto algunos avances en términos de derechos", como la reforma migratoria que le he permitido salir de su país.
Puntualizó, sin embargo, que "hay diferencias entre las reformas soñadas y las reformas posibles, que son las del Gobierno de Raúl Castro".
Esa "reforma posible" es, en su opinión, que los cubanos puedan "comprar un automóvil nuevo en vez de uno usado, comprar algunos productos que antes eran inaccesibles" e incluso viajar al exterior, como finalmente ha podido hacer ella.
En ese sentido, agregó que aún persisten algunas restricciones para los viajes y expresó el deseo de que "ahora todos" sus amigos "puedan conseguir sus pasaportes".
Aunque valoró esos cambios, lamentó que "la reforma soñada, que es la de la libertad de asociación y la libertad de expresión, al parecer no se va a conseguir tan temprano".
Además de asistir a la producción del documental, Sánchez dará el martes una rueda de prensa en Feira de Santana, tendrá una sesión de autógrafos de su libro "De Cuba con cariño" y participará en un debate sobre libertad de expresión y derechos humanos.
El miércoles lo dedicará al turismo en Salvador y luego partirá hacia Sao Paulo, donde sus actividades se prolongarán hasta el sábado.
La gira mundial de Sánchez incluye además México, Perú, Estados Unidos, la República Checa, Alemania, Suecia, Suiza, Italia y España, donde entre otros eventos asistirá en la ciudad de Burgos a un congreso sobre internet entre el 6 y el 8 de marzo.
EFE
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