Durante su mensaje en Las Nazarenas, Francisco se dirigió a las monjas de claustro, a quienes pidió evitar el chisme, al que comparó con el terrorismo.
Un llamado a la unidad y a la atención a los más necesitados. En el primer discurso de su último día en Lima, el papa Francisco pidió a las religiosas que lo acompañaron en su visita a Las Nazarenas a que recen por los más necesitados y por la unidad en la Iglesia peruana que -según dijo- está “tentada de desunión”.
Jorge Bergoglio comenzó explicando que fue al Santuario del Señor de los Milagros para pedirle al Cristo Moreno “su gracia” y “para que nos muestre su cercanía y su misericordia”, llamándolo un “faro que guía y que nos ilumina con amor divino”. El anda del Nazareno, con la que recorre cada mes de octubre las calles de Lima, estará junto al Sumo Pontífice durante la misa que dará esta tarde en la base aérea Las Palmas.
“A ustedes le encomiendo la unidad, la unidad de la Iglesia, de los agentes pastorales, de los consagrados, del claro y de los obispos. El demonio es mentiroso y, además, es chismoso, busca dividir, quiere que en la comuinidad unas hablen mal de las otras”.
Según Francisco, el “gozo de sabernos hijos” condensa la “riqueza de toda vocación cristiana” y es importante renovarlo cada día. El camino para hacerlo, explicó, es la oración “comunitaria y personal”, una oración que “siempre es misionera” y que “logra unirse a los hermanos en las variadas circunstancias en las que se encuentran y rezar para que no les falte el amor y la esperanza”. También señaló que “ser el amor” es “saber estar al lado del sufrimiento de tantos hermanos”.
Recen por ellos
Dirigiéndose a las religiosas, les dijo que sus vidas en clausura logran “tener un alcance misionero y universal, un papel fundamental en la vida de la Iglesia”. Por esto, les pidió rezar por “muchos hermanos y hermanos presos y presas, emigrantes, refugiados y perseguidos; por tantas familias heridas, por las personas en paro, por los pobres, por los enfermos, por las víctimas de dependencias, por no citar más que algunas situaciones que son cada día más urgentes”.
“Por la oración, día y noche, [ustedes] acercan al Señor a la vida de muchos y hermanos que por diversas situaciones no pueden alcanzarlo para experimentar su misericordia sanadora (...) por vuestra oración ustedes curan las llagas de tantos hermanos”, agregó.
Llamado a la unidad
Como en su discurso ante religiosos en Trujillo, el Papa invocó después a la unión dentro del propio catolicismo. “¡Cuántos necesitamos de la unidad en la Iglesia! Unidos en fe, unidos por la esperanza, unidos por la caridad. Esa unidad que brota de la comunión con Cristo que nos une al padre en el Espíritu y, en la Eucaristía, nos une con otros en ese gran misterio que es la Iglesia”.
“Esfuércense en la vida fraterna, haciendo que cada monasterio sea un faro que pueda iluminar en medio de la desunión y división (...) Cuando se vive la vocación en fidelidad y la vida se hace anuncio del amor de Dios. les pido que no dejen de dar ese testimonio”, invocó Francisco.
No al chisme
En otro momento, Francisco se mostró en contra del chisme dentro del convento. Siendo muy crítico contra este defecto, el Sumo Pontífice lo comparó con el terrorismo.
“¿Saben lo que es la monja chismosa? Es terrorista, peor que los de Ayacucho hace unos años, peor. El chisme es como una bomba, y entonces (la monja) va y como el demonio tira la bomba, destruye y se va tranquila. Monjas terroristas, no. Sin chismes”.
El Papa finalizó diciendo a las religiosas peruanas que “la Iglesia las necesita”. “Recen por la Iglesia, por los pastores, por los consagrados, por las familias, por los que sufren, por los que hacen daño, por los que explotan a sus hermanos. Y no se olviden, por favor, de rezar por mí”.
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