Sarah McKinley, una joven madre de 18 años, disparó contra Justin Martin cuando este se metió a su vivienda de Blanchard (Oklahoma). La Policía reconoce que actuó en defensa propia.
Una joven madre mató de un disparo en el pecho a un delincuente en los Estados Unidos, luego de que un operador del servicio de emergencia 911 le dijera que “haga lo que tuviera que hacer” para proteger a su bebé.
Sarah McKinley de 18 años disparó a Justin Martin con una escopeta de calibre 12 en la víspera del Año Nuevo, cuando este se abrió camino por su casa de Blanchard (Oklahoma) con un cuchillo hasta donde la mujer se escondía con su hija de tan solo tres meses de nacida.
“Tengo dos armas en la mano, ¿está bien pegarle un tiro si se presenta en la puerta?”, preguntó la angustiada madre a un operador del 911. En respuesta, el hombre aún no identificado le indicó al final de la conversación de 21 minutos que “no puedo decirle que usted puede hacer eso, pero uno hace lo que tiene que hacer proteger a su bebé".
Martin llegó y pateó la puerta de la habitación, pero no contaba con que McKinley lo esperaba armada. El balazo arrojó el cuerpo del ladrón sobre un sofá, donde más tarde la Policía lo encontró muerto. Las autoridades declararon que el uso de la fuerza por parte de la mujer fue justificado.
El marido de Sarah McKinley murió de cáncer solo una semana antes del incidente. El día del funeral, Justin Martin se presentó en la puerta de su casa como un vecino que quería alcanzarle su condolencia por la pérdida, pero ella no abrió.
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