El primer ministro turco acusó a la guerrilla kurda de haber enviado a un joven a robar la bandera, ´utilizándolo como peón´ para que muriera por un disparo de los militares y se pudiera interrumpir así el proceso de paz.
El Gobierno de Turquía acusó este martes a la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de intentar interrumpir el proceso de paz enviando a un joven a robar una bandera turca de un cuartel y tratar de provocar al Ejército.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó a la guerrilla kurda de haber enviado al joven "utilizándolo como peón" para que muriera por un disparo de los militares y se pudiera utilizar su muerte para interrumpir el proceso de paz.
Anunció que iba a castigar a los responsables de la base militar de Lice, en la provincia sureña de Diyarbakir, por no haber evitado el incidente.
También acusó a los dos principales partidos de la oposición, el ultranacionalista MHP y el socialdemócrata CHP, de instigar a sus seguidores contra el Gobierno porque el activista no fue "neutralizado".
Desde el MHP se ha acusado a Erdogan de permitir que los rebeldes kurdos dividan el país y se ha sugerido que el joven que robó la bandera tendría que haber sido abatido a tiros.
En la noche del lunes, grupos de ultranacionalistas realizaron marchas de protesta antikurdas en varias ciudades turcas, en algunos casos con enfrentamientos con la Policía.
La polémica llega tras varios días de alta tensión en el sureste de Turquía, especialmente en el municipio de Lice, donde dos personas murieron en la noche del sábado por disparos de soldados durante un enfrentamiento con activistas kurdos.
En esta zona, miembros del ala juvenil del PKK bloquean desde hace semanas carreteras y queman maquinaria para protestar contra la construcción de nuevos cuarteles policiales.
Pero las protestas se han extendido por todo el sureste y ayer un niño de seis años fue gravemente herido al ser alcanzado en el ojo por un bote de gas disparado por la policía en Sirnak.
El partido prokurdo BDP ha intentado calmar los ánimos, condenado como una "provocación" el robo de la bandera y pedido respeto a los símbolos nacionales, pero ha criticado también que el incidente se use para atizar el odio contra los kurdos.
La misma postura la expresó el fundador del PKK, Abdullah Öcalan, encarcelado cerca de Estambul, tras reunirse de urgencia con una delegación del BDP.
La tensión, que amenaza con enterrar definitivamente el proceso de paz con el PKK, iniciado hace año y medio pero estancado desde el verano pasado, viene en un momento crítico para Erdogan, dado que necesita los votos kurdos si confirma su candidatura a las elecciones presidenciales de agosto.
EFE
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