Condenado, de 35 años, empezó a abusar de ella cuando sólo tenía seis años y con diez ya la obligó a mantener relaciones sexuales.
Un tribunal de Singapur condenó a un hombre que violó repetidamente a su hija a una pena de 29 años de cárcel y 24 azotes, la sentencia máxima de castigo corporal que se aplica en el territorio, informó hoy la prensa local.
El condenado, de 35 años, empezó a abusar de ella cuando sólo tenía seis años y con diez ya la obligó a mantener relaciones sexuales, según el diario "Straits Times".
La niña declaró ayer ante el juez que mantuvo en secreto las vejaciones durante una década por temor a que sus padres -ahora divorciados- discutieran.
Brunei, Malasia y Singapur todavía aplican a algunos delincuentes el castigo corporal con un látigo de ratán, una herencia de cuando los tres territorios fueron parte del Imperio Británico.
En la ciudad-estado, la pena mínima es de seis azotes y la máxima de 24.
EFE
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