En estos días de Navidad estemos en ese clima de esperanza, optimismo y alegría, sean cuales fueran las situaciones; si sabemos que nuestro Padre Dios nos quiere, nos acompaña y está con nosotros podremos vivir con esperanza.
Expresó que el nacimiento de Jesús es una respuesta total y frontal a esa oscuridad que muchas veces nos llena de preocupación, ya que se abre la esperanza.
“Dios nos ha dado una dignidad, nos ha hecho libres, inteligentes, nos ha dado un corazón enorme para querer y ayudar a los demás pero nos dice Úsalos. Por lo tanto, esa puerta oscura, con la venida de Jesús, se ha abierto a una claridad enorme de creer que esa venida te hace vivir de una manera diferente”, destacó.
Por tal motivo, recordó que todos estamos llamado a imitar a Jesús en el trabajo y el lugar que nos corresponda y exhortó a responder a ese llamado a la santidad que nos permita estar llenos de fe y esperanza.
“Ese todo terreno es el santo, aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios, que por su perfecta verdad poco a poco se transforma y esa belleza y esa verdad le hacen renunciar a todo. El santo lo que tiene es una pasión por el encuentro con Dios”, señaló.
“Los invito a que entremos a esa maravilla que no es fantasía. Tenemos que encontrar ese rostro alegre, bonito y entusiasmante aquí en la cabina de radio, en la cancha de futbol, en la política, en el campo. Ese Dios que comparte con nosotros nos dice Búscame, porque si nos encontramos ese amor y esa alegría va a generar en ti el santo”, animó.
En otro momento, el Arzobispo de Lima enfatizó en la importancia de hacerse como niños para entrar al reino de los cielos, ya que esto es señal de transparencia, ternura y bondad, virtudes que deben verse reflejadas en nuestras acciones.
“Ese hacerse como niños requiere una voluntad muy fuerte, porque cuando uno tiene una cierta edad adquiere una suficiencia de decir Yo puedo, yo tengo la verdad siempre y se olvida de decir No soy nadie, la vida me la dieron, la fe me la dieron, lo mío es seguir siendo niño, para lo cual hace falta tener una gran personalidad, tener principios y valores muy claros. Qué bonito es cuando uno vive eso en la vida diaria”, comentó.
Manifestó también la necesidad de tener una vida afectiva sincera en el matrimonio, con los hijos, con los padres, en el trabajo; y no estar engañando para captar el interés, la ilusión y el poder.
“Atrévete a vivir con plenitud, abre tu corazón, tu vida, tus alegrías, no te tengas miedo a ti mismo y si encuentras que hay pecados, acércate a al Confesión”, reflexionó.
Finalmente, el Cardenal Cipriani mencionó que la Navidad es esperanza, gozo y optimismo; y para muchos representa también desprendimiento a favor del prójimo.
“Busca la alegría, la paz, ese cariño fraterno; lleva ese rato de entusiasmo a otros. En estos días de Navidad acércate a esos niños que tal vez están solos, acércate a esos enfermos que tal no tienen quien los visite, o llama a aquel amigo o pariente a quien hace tiempo no ves”, exhortó.
“Tenemos que ganar terreno en esa confianza país-familia. La Navidad nos dice Acércate a Jesús, acércate a una buena confesión, acércate a María y a tu familia. Vale la pena un esfuerzo por volver a unirnos un poco más y hacer de este país una gran familia. La Navidad es el momento para esos cambios interiores”, concluyó.
Comparte esta noticia