Hasta ahora, los científicos creían que la tortuga boba llegó al Mediterráneo desde América del Norte y el Caribe después de la última glaciación.
Las tortugas bobas (caretta caretta), las más abundantes en el Mediterráneo, colonizaron este mar antes de la última glaciación, entre 20.000 y 200.000 años, y no después como se creía hasta ahora.
Así lo aseguran un grupo de investigadores de Biología y de Genética de la Universidad de Barcelona (UB), en el noreste de España.
Hasta ahora, los científicos creían que la tortuga boba llegó al Mediterráneo desde América del Norte y el Caribe después de la última glaciación.
Según los investigadores, esto indica que las tortugas han sobrevivido, como mínimo, a una fase glacial en el Mediterráneo, en el que se debieron refugiar en los entornos más cálidos de aquella época, en las costas de Libia, Grecia y Turquía.
Los científicos de la UB han dibujado este nuevo escenario global de la dispersión de este quelonio en aguas del Atlántico y el Mediterráneo aplicando técnicas de alta resolución de estudio de fragmentos del ADN mitocondrial y gracias a la suma de esfuerzos de varios equipos de todo el mundo que trabajan sobre diferentes áreas geográficas de distribución.
Mediante la elaboración de bases de datos sobre las zonas de nidificación, los expertos han podido averiguar cuál es el origen de las tortugas que hay en las áreas marinas de alimentación.
La tortuga boba colonizó el Mediterráneo, según el trabajo de la UB, en dos etapas independientes: en la primera, entre 50.000 y 200.000 años atrás, colonizó el Mediterráneo oriental, mientras que en la segunda, mucho más reciente -tras la última glaciación-, se instaló en el sur de Italia, en concreto en Calabria.
"Estos resultados son sorprendentes y nos indican que la tortuga boba tiene una destacada capacidad de expansión como especie marina", destacó Cardona.
También en el Atlántico hubo una segunda colonización, a partir del núcleo de tortugas del Indo-Pacífico.
Este proceso siguió, según los investigadores, un itinerario en zigzag, desde Sudáfrica hasta Brasil, Cabo Verde y el Caribe y el este de América del Norte, según la distribución de las corrientes oceánicas y la temperatura del agua.
En Brasil, por ejemplo, sólo hay tortugas bobas originarias de esta segunda ola de colonización, mientras que en las islas de Cabo Verde, el Caribe y América del Norte ya se puede encontrar una mezcla de tortugas de los dos linajes.
La tortuga boba hace largas migraciones y vuelve a las playas donde nació para hacer la puesta de huevos (filopatria).
EFE
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