Una picadura de esta índole desestabiliza completamente al animal, que en un primer momento se inquieta y se muestra totalmente exaltado.
No es inusual que mientras el gato deambula por el jardín o el perro retoza sobre un manto de flores durante los meses de primavera y verano, el animal de pronto se detenga y se ponga tieso o lance un fuerte gemido de dolor.
Este grito repentino preocupa a los dueños que no saben qué le está pasando a su mascota.
Según explica la veterinaria alemana Tina Hölscher, durante la temporada de calor los perros y los gatos pueden ser picados por abejas, abejorros o avispas.
Una picadura de esta índole desestabiliza completamente al animal, que en un primer momento se inquieta y se muestra totalmente exaltado.
"El animal no entiende qué le pasa y, por lo tanto, presenta este comportamiento compulsivo", señala la especialista que trabaja para la organización de protección animal Aktion Tier (Acción animal).
A menudo sufren picaduras en la cabeza y en las patas, lo que provoca una fuerte hinchazón. Según la veterinaria, sobre todo la hinchazón de la cara puede adquirir un aspecto alarmante.
"El dueño apenas reconoce a su mascota. Y en el caso de que la picadura haya sido en la pata, tanto el perro como el gato empiezan a caminar en tres patas", destaca.
"Aunque la inflamación parezca muy dramática al principio, las picaduras de insectos casi siempre se curan sin problemas", tranquiliza Hölscher a los preocupados dueños de mascotas. La veterinaria agrega que por lo general es suficiente aplicar frío a la zona afectada.
En cambio, una picadura puede ser grave si ocurre en el interior de la boca o en el esófago, o si el animal tiene alergia a las picaduras. En ese caso, aconseja llevar a la mascota al veterinario lo antes posible.
Si el dueño sabe que el animal es alérgico a las picaduras de insectos, debería llevar consigo una inyección de emergencia durante los paseos para evitar una reacción severa. Un veterinario le podrá indicar cómo aplicar la inyección.
dpa
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