Destrucción afecta no solo a la capital del estado, otras 70 ciudades y pueblos del territorio se encuentran inundados o aislados, situación que atañe a 2,5 millones de personas.
La ciudad de Brisbane, la tercera de Australia, ofrece hoy aspecto de "zona de guerra", tras las persistentes inundaciones que han causado el mayor desastre natural que se recuerda en el estado de Queensland.
La destrucción afecta no solo a la capital del estado; otras 70 ciudades y pueblos del territorio se encuentran inundados o aislados, situación esta que atañe a 2,5 millones de personas, según la radio ABC.
Han muerto 15 australianos desde el lunes, y la cifra asciende a 26 si se empieza la cuenta a principios de diciembre, cuando ocurrieron las primeras inundaciones, al menos 60 personas continúan desaparecidas y el número de damnificados ronda los 200.000.
Un australiano de 24 años, que fue tragado por una alcantarilla cuando inspeccionaba la situación de la casa de su padre, ha sido la última víctima mortal de esta lista y la primera de Brisbane, una población de 2 millones de habitantes.
"Hemos visto escenas de devastación y destrucción increíbles, barrios enteros donde solo se distinguen los tejados, donde centros de trabajo enteros han quedado completamente bajo el agua", describió la jefa del Gobierno de Queensland, Anna Bligh.
Las autoridades han prometido más agentes para que patrullen las calles y vigilen que no se producen nuevo casos de saqueos en una urbe semiabandonada, particularmente en los 35 barrios anegados por la crecida de las aguas.
A pie de calle, ciudadanos evacuados y que no saben cuándo podrán volver a sus casas se acercaban pasada la amenaza a la orilla del río Brisbane, aún desbordado, y contaban a la televisión australiana relatos de lo vivido, algunos heroicos.
La proeza más mentada correspondió al piloto de un remolcador que en condiciones adversas tomó por el río una pieza de hormigón de 300 toneladas a un lugar seguro que no pudiera lastimar a nadie.
Bligh adelantó a sus conciudadanos que algunas personas tardarán "meses" en poder volver a sus casas y que otras llegarán a su hogar y se encontrarán que allí es imposible vivir.
Los barrios de Brisbane que más daños presentaban en un primer reconocimiento tras pasar el peligro eran los de Santa Lucía, Rocklea, Graceville y West End.
Canoas, botes, barcas hinchables y otros ingenios flotantes han sustituido a los vehículos en las calles inundadas.
Un experto del Gobierno, Greg Hallam, ha calculado que la destrucción en la red de infraestructuras de Queensland es masiva, principalmente en la arteria de carreteras comarcales, y se necesitarán al menos dos años para completar las obras de rehabilitación.
"Nos enfrentamos a una reconstrucción de proporciones de posguerra", resumió la líder de Queensland, quien comparece cada dos horas por televisión para ofrecer nuevos datos de la situación.
Las imágenes aéreas de Brisbane, Ipswich, Toowoomba y otras áreas muestran un paisaje desolador, con un manto de agua marrón, lodosa, que cubre parques industriales enteros, carreteras, puentes, vías férreas, zonas de cultivo y plantaciones.
Una tropa de 120 soldados y 90 voluntarios se encargan de la búsqueda y rescate de personas desaparecidas en el Valle del Lockyer, que atravesó una tromba de agua de hasta ocho metros de altura el lunes.
Su trabajo se centraba hoy en los aproximadamente 30 kilómetros que separan las localidades de Grantham y Spring Bluff, una zona remota de este valle.
El norte del estado de Nueva Gales del Sur, pegado al sur de Queensland, también se ha visto afectados por la inundaciones, y, en la localidad de Grafton, hay más de 3.000 personas evacuadas.
También en el estado de Victoria se han dado riadas, y las previsiones meteorológicas apuntan a que las fuertes lluvias y los vientos se mantendrán hasta después del fin de semana.
La Oficina australiana de Meteorología asegura que estas tormentas, más graves que otros años, están causadas por el fenómeno de La Niña, que enfría las corrientes marinas del Océano Pacífico y aumenta la intensidad de las lluvias.
-EFE
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