Los propósitos de Año Nuevo plantean alcanzar nuevos objetivos o desarrollar nuevas virtudes: esos buenos hábitos que se logran a través de la práctica repetida, de la misma manera que los músculos se desarrollan a través del entrenamiento físico.
La llegada de un nuevo año brinda una excelente oportunidad para la renovación, el renacimiento y nuevos comienzos, y es una excelente ocasión para considerar la reinvención personal, que es algo más estimulante que conformarse con seguir igual o ir tirando.
Año nuevo, vida nueva
En estos días, muchos pensamos en formular algunos propósitos para el año que comienza, y en tratar de mejorar. Este es un hábito saludable, mental y físicamente, y estoy convencido de que mejora el bienestar personal, cultiva el sentido de superación y aumenta la satisfacción individual mucho más que la autocomplacencia.
Los propósitos de Año Nuevo plantean alcanzar nuevos objetivos o desarrollar nuevas virtudes: esos buenos hábitos que se logran a través de la práctica repetida, de la misma manera que los músculos se desarrollan a través del entrenamiento físico. Dado que las virtudes reflejan características positivas y mejores prácticas, útiles para nuestra vida profesional y personal, cultivarlas puede ayudarnos –ciertamente– a convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.
El estudio de la virtud se remonta a los filósofos del mundo antiguo, desde Aristóteles hasta Confucio, quienes enfatizaron la importancia de cultivar hábitos personales que hacen del mundo un lugar mejor, como la prudencia, la compasión, la paciencia, la honestidad, el coraje, la bondad, el trabajo y la generosidad.
Visión, paciencia y ganas
Basado en la experiencia de muchos de mis colegas en educación, me gustaría ofrecer algunos consejos para cultivar estas virtudes:
1. La decisión clave es qué buenos hábitos enfocarse en desarrollar. Recuerde que la lista de virtudes personales y profesionales es larga y variada. Las virtudes que practique dependen de sus aspiraciones y de cómo coinciden con sus responsabilidades o los valores de su organización. Algunas de las virtudes tradicionalmente asociadas con la gestión incluyen, por ejemplo, la sabiduría, la resiliencia, el coraje, la temperancia, la justicia y la sociabilidad.
2. Céntrese en practicar aquellas virtudes por las que ya siente afinidad o que practica asiduamente. En los viejos tiempos, la educación consistía en corregir las desviaciones del comportamiento estándar para superar las llamadas debilidades personales, como enseñar a los zurdos a escribir correctamente con la mano derecha. Las cosas han mejorado desde entonces, y ahora se respeta y valora la diversidad y las singularidades. En este sentido, una interesante aportación de la psicología positiva –cuyo objetivo es identificar cómo fomentar el talento y hacer la vida más plena– ha sido demostrar que es más productivo y potencialmente más exitoso centrarse en las fortalezas individuales que en malear las debilidades.
3. Identifique sus dos o tres virtudes más significativas y trate de sobresalir en ellas. Para diagnosticar las fortalezas, los comentarios de amigos, mentores o educadores suelen ser más útiles que el autoanálisis. Conocer sus puntos fuertes puede ayudarle a redondear su personalidad y construir su marca personal.
4. Haga un seguimiento de lo bien que está progresando en la práctica de las virtudes. A veces, escribir un diario o llevar un registro de su desarrollo personal puede ayudar a reforzar nuevas prácticas. El sincero relato de Benjamin Franklin sobre su progreso en la adquisición de las virtudes intrínsecas a él es una vívida ilustración de este enfoque y ha sido ampliamente comentado. Además, escribir un diario o reflexionar sobre sus experiencias e ideas le ayudará a dar más sentido a su propia vida. Vale la pena recordar la máxima de Sócrates: “Una vida sin examen no merece ser vivida”. Puede ser una buena idea cotejar esta valoración propia con la opinión de personas que le conozcan bien. La opinión que tenemos de nosotros mismos no es tan objetiva como sería deseable y, como ya señaló el experto en estrategia empresarial Peter Drucker, tendemos a sobrestimar nuestras virtudes y subestimar nuestras debilidades.
5. Recuerde que el objetivo principal de practicar las virtudes es convertirse en una mejor persona, pero no solo para aumentar su ego o convertirse en un mejor profesional. Las virtudes solo tienen sentido en la medida en que se relacionan con los demás y mejoran nuestra vida.
Despacito y buena letra
No desespere si después de unos días todavía no ve una mejora significativa en el logro de sus propósitos, o incluso da dos pasos atrás. Es como perder peso: las dietas draconianas no le llevarán a ninguna parte, sus efectos son de corta duración. Lo que importa es la perseverancia y la actitud.
El arquitecto brasileño Oscar Niemeyer decía la vida es un soplo, aunque tuvo la suerte de vivir hasta los 103 años.
Por último, desearles a todos un muy feliz año nuevo, esperando que cumplan sus propósitos y potencien sus virtudes en los próximos meses.
Una versión de este artículo fue publicada originalmente en LinkedIn.
Santiago Iñiguez de Onzoño, Presidente IE University, IE University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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