EEUU condena incitación de violencia de Gbagbo contra la ONU

EE.UU. condenó hoy con firmeza "la incitación a la violencia" del régimen del presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, y de sus seguidores en contra de las fuerzas de paz de la ONU desplegadas en ese país africano.

"Nos preocupa cada vez más la incitación a la violencia del régimen de Gbagbo en contra de las fuerzas de paz de la ONU", señaló el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley.

En su rueda de prensa diaria, el portavoz también anunció que el Gobierno del mandatario Barack Obama ha dado su "beneplácito" al candidato a próximo embajador ante la Casa Blanca nombrado por Alssane Ouattara, reconocido por la comunidad internacional como el presidente electo de Costa de Marfil, aunque no quiso revelar su nombre hasta que el diplomático no llegue a Washington.

"Esperamos que llegue en las próximas dos semanas", señaló.

Según Crowley, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Costa de Marfil, Philippe Mangou, mintió ayer a periodistas cuando dijo que una patrulla de los "cascos azules" de la Operación de Naciones Unidas para Costa de Marfil (ONUCI) había abandonado el barrio de Abobo, en Abiyán, que respalda mayoritariamente a Alassane Ouattara, cuando en realidad habían permanecido allí durante toda la noche para proteger a los civiles.

El portavoz condenó el hecho de que fuerzas leales a Gbagbo hayan atacado y quemado vehículos de la ONU, incidente en el que resultaron heridos levemente tres "cascos azules", según Crowley.

También repudió que hayan bloqueado el camino a un convoy de la ONUCI que iba al Golf Hotel y lo hayan saqueado.

"Condenamos enérgicamente las interferencias con el trabajo de la operación de la ONU en Costa de Marfil", recalcó. "Lo vemos como una violación del régimen de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU", agregó.

Por otro lado, el portavoz se mostró "muy preocupado" por el "sentimiento anti-ONU" que fomentan Gbagbo, su equipo y sus seguidores a través de medios de comunicación controlados por el Estado marfileño.

EFE