ZTF acaba de pasar por su perihelio, el punto de su órbita más próximo al Sol, el pasado 12 de enero. En ese momento la irradiación solar de su superficie fue máxima, y produjo la sublimación de los hielos que conforman parte de su estructura. Por eso ha aumentado su luminosidad.
Josep M. Trigo Rodríguez, Instituto de Ciencias del Espacio (ICE - CSIC)
Los cometas siempre han fascinado a la humanidad y nos recuerdan que no podemos vivir ajenos a nuestro entorno cósmico. Durante las últimas noches de enero en el hemisferio norte y las primeras de febrero en el hemisferio sur tenemos la oportunidad de observar un cometa venido de las profundidades del Sistema Solar, catalogado como C/2022 E3.
Se trata de un cometa nuevo, nunca observado con anterioridad o, cuando menos, en nuestra historia escrita. ZTF, popularmente conocido como “cometa verde”, ha aumentado su luminosidad.
Hace meses que le seguimos la pista. Fue descubierto con casi un año de antelación por los astrónomos Bryce Bolin y Frank Masci el 2 de marzo de 2022 utilizando la cámara de campo amplio de la Instalación Transitoria Zwicky, en Estados Unidos (de ahí el acrónimo que da nombre al cometa: ZTF).
En base a las observaciones realizadas por centenares de observatorios profesionales y aficionados en todo el mundo se ha podido medir el movimiento del cometa en el firmamento y reconstruir su órbita en el Sistema Solar.
Su paso más cercano al Sol
El cometa que nos visita sigue una órbita excéntrica que completa cada 50 000 años. Las observaciones realizadas desde nuestro grupo de investigación en el Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC) y el Institut d'Estudis Espacials de Catalunya (IEEC) muestran que en las últimas noches ha incrementado su luminosidad y durante unos días podremos observarlo a simple vista antes de que regrese a su oscuro y recóndito rincón en el Sistema Solar externo.
ZTF acaba de pasar por su perihelio, el punto de su órbita más próximo al Sol, el pasado 12 de enero. En ese momento la irradiación solar de su superficie fue máxima, y produjo la sublimación de los hielos que conforman parte de su estructura. Por eso ha aumentado su luminosidad.
Cuando los hielos que forman parte del cometa se subliman expulsan chorros de gas que arrastran partículas de polvo que pueden medir desde micrómetros a centímetros. Las emisiones de gas y polvo varían según la exposición de los hielos del núcleo cometario, por eso resultan astros caprichosos, con una apariencia a menudo cambiante.
Las colas del cometa ZTF que es posible observar
Según se aproximan al Sol, los cometas desarrollan una envoltura o cabellera que denominamos coma.
ZTF posee un núcleo posiblemente de pocos kilómetros de diámetro y ha desarrollado las dos colas características de estos astros. La más fina e imperceptible es la llamada cola iónica o de plasma. Esta suele ser bastante recta y extensa, a veces mostrando estrías múltiples y, como muestra la imagen superior de este reportaje, se ve azulada. Esta cola es el resultado de la emisión de luz de las moléculas ionizadas que salen despedidas en dirección contraria al Sol y que resultan de la interacción entre el gas emitido y el potente viento solar.
Las fotografías con seguimiento que hemos realizado muestran esa cola fina y extendida varios grados (dos lunas llenas juntas representarían un grado angular), siempre en dirección antisolar. Tanto visualmente como mediante prismáticos o telescopio, esa cola iónica resulta muy difícil de ver, porque es muy tenue.
La segunda cola del cometa, la cola de polvo, amarillenta o anaranjada en las imágenes tomadas desde el Parc Astronòmic Muntanyes de Prades, es más visible y se extiende bastante desde la coma del cometa.
Próximo a la magnitud estelar +5
Las observaciones del cometa realizadas el 26 de enero de 2023 indican que está próximo a la magnitud estelar +5 y, por tanto, ya es visible a simple vista desde un lugar con poca luz artificial.
Esta es su trayectoria aparente en el firmamento durante las próximas semanas y nuestra recomendación es intentar observarlo en los próximos días, antes que la luz de la Luna dificulte más su visualización.
El cometa ZTF estará muy bien posicionado desde el hemisferio norte, y se hará circumpolar (visible toda la noche) durante las dos últimas semanas de enero y la primera de febrero. En esa primera semana de febrero comenzará a verse desde el hemisferio sur.
Pasará cerca de la estrella Polar el 30 de enero y cerca de la brillante Capella el 6 de febrero, moviéndose con una velocidad angular muy rápida durante los días de mayor proximidad a la Tierra.
La localización actual del cometa entre las constelaciones puede verse rápidamente en la carta celeste ofrecida por The Sky Live.
Dado que no es mucho más luminoso que cualquiera de las estrellas que vemos en nuestro límite visual es recomendable utilizar prismáticos de unos 7x50 o 12x50.
Aumento de la actividad interna del núcleo
En nuestras últimas observaciones apreciamos un incremento significativo de la actividad interna del núcleo, lo que indica un aumento del polvo emitido desde las regiones activas. Eso conlleva un incremento progresivo en la luminosidad de la coma del cometa que ya actualmente se aprecia a simple vista.
El falso núcleo del cometa visto con telescopio se muestra activo y ha intensificado su actividad, como revela la presencia de grandes chorros de gas emitidos desde las regiones activas. Estas últimas observaciones apuntan a que la luminosidad del cometa se mantenga de cara a los próximos días en que se acerca todavía más a la Tierra.
Afortunadamente estos rápidos visitantes tienen mucho espacio entre los planetas para desplegar sus colas y sorprender a los humanos sin constituir un peligro. Sin embargo, no pretendamos permanecer ajenos pues cada pocos cientos de millones de años alguno de tamaño kilométrico podría tener cartas para golpear la Tierra. Precisamente por eso debemos seguir mirando hacia arriba con nuestros modernos telescopios y seguir dotándonos de programas de búsqueda automatizados que permitan descubrir a tiempo, y poder definir con precisión, las órbitas de los astros errantes.
Josep M. Trigo Rodríguez, Investigador Principal del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias, Instituto de Ciencias del Espacio (ICE - CSIC)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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