Según datos oficiales, el número de damnificados es de 32.000 y otras 3.000 personas han perdido sus hogares a causa del maremoto.
Los equipos de rescate buscan en las islas Samoa a cientos de personas desaparecidas a causa del tsunami que hace 24 horas arrasó poblaciones costeras, mientras las autoridades aumentaron a 148 la cifra oficial de muertos.
A las tareas de búsqueda de desaparecidos y ayuda a los damnificados en Samoa Occidental -independiente- se unieron expertos y personal sanitario llegado a la capital, Apia, bordo de los dos primeros aviones enviados por Australia.
El primer ministro samoano, Tuilaepa Lupesolai Sailele, recorrió acompañado de funcionarios las áreas más devastadas en Upolo, la segunda mayor isla, y se defendió de las críticas de que su Gobierno no alertó con tiempo suficiente de que se aproximaba un tsunami.
"Hemos estado informando durante tiempo a la población sobre lo que debía hacer en caso de alerta de tsunami", dijo a la radio de Nueva Zelanda.
Según datos oficiales, el número de damnificados en la nación independiente es de 32.000 y otras 3.000 personas han perdido sus hogares a causa del maremoto.
El país más afectado fue Samoa Occidental con 110 fallecidos, mientras la Samoa estadounidense ha confirmado 31 víctimas mortales y Tonga otras siete, informaron fuentes oficiales citadas por los medios locales.
Después del primer sísmo de 7,9 grados, según la medición del Servicio Geológico de EEUU, la región sufrió decenas de réplicas superiores a los cinco grados que atemorizaron a los residentes y complicaron aún más las labores de rescate y envío de ayuda.
El primer terremoto derrumbó varios edificios, pero mucho peor fue el posterior impacto de olas gigantes de hasta seis metros de altura, que se llevaron por delante viviendas y coches, según relatos de testigos.
Las imágenes de televisión mostraron poblaciones enteras reducidas a escombros, casas reducidas a pedazos de madera y metal y vehículos colgando de los árboles.
Upolo vio como fueron arrasadas tanto las humildes aldeas de la costa como hoteles de lujo en la playa, y una grave avería en las telecomunicaciones sigue impidiendo conocer el alcance exacto del desastre.
EFE
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