En el transcurso del primer año de vacunación contra la covid-19, entre el 8 de diciembre de 2020 y el 8 de diciembre de 2021, fueron administradas 8 330 millones de dosis de vacunas entre 4 360 millones de personas en todo el mundo.
Un estudio reciente publicado en la revista The Lancet Infectious Diseases estima que la vacunación contra la covid-19 ha evitado nada menos que 19,8 millones de muertes. Gran parte de las vacunas que lo han hecho posible (como BNT162b2 de Pfizer y mRNA-1273 de Moderna) han sido vacunas de ARN mensajero.
Este tipo de vacunas usan un material genético creado artificialmente y encapsulado en nanopartículas. El ARNm que contienen es una especie de instructor, diseñado para enseñarle a nuestras células cómo producir una proteína determinada, o incluso solo una parte de una proteína, que actúa como antígeno y desencadena una respuesta inmunitaria dentro de nuestro cuerpo. Esa respuesta inmunológica, que produce anticuerpos, ayuda al organismo en la protección contra el patógeno.
Las vacunas de ARNm entregan el ARNm directamente en el citoplasma de la célula, no ingresa al núcleo, y por lo tanto no puede incorporarse al genoma. La presencia de esta molécula en la célula es transitoria ya que es metabolizada y eliminada con rapidez. Eso lo convierte en un procedimiento seguro y eficaz.
Además de seguras, se crean muy rápido
A diferencia de las convencionales, este tipo de vacunas son escaladas con mayor facilidad y pueden ser creadas con relativa rapidez porque se basan en el código genético del patógeno. Por eso en los últimos años ha crecido de forma exponencial el interés por este tipo de tecnología para hacer frente a múltiples enfermedades hasta ahora sin tratamiento (o con tratamientos poco efectivos).
Concretamente, a fecha de hoy, 90 entidades líderes en la tecnología del ARNm tienen proyectos de desarrollo de más de 130 candidatos a vacunas de ARNm contra diferentes patologías como el VIH, el citomegalovirus, la gripe y la rabia. La mayoría están en estadios preclínicos, pero alrededor del 25 % ya se encuentran en desarrollo clínico.
Sin ir más lejos, en marzo de 2022 la compañía Moderna, Inc. anunció su intención de comenzar los ensayos clínicos iniciales de varias vacunas de ARNm dirigidas a 15 patógenos prioritarios que representan una amenaza para la salud pública para los que pretenden ofrecer una solución antes del año 2025.
Del Nipah al virus del sida
El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) de EE. UU., acaba de anunciar el lanzamiento de un ensayo clínico de fase I para evaluar la vacuna mRNA-1215 desarrollada por Moderna para prevenir la infección por el virus Nipah. La tasa de letalidad de este virus oscila entre el 40 % y 75 %, y el período de incubación promedio es de 5 a 14 días, aunque en algunos casos extremos llega hasta los 45 días. Eso implica que durante mucho tiempo una persona infectada pueda infectar a otros sin saberlo.
La vacuna experimental del virus mRNA-1215 Nipah será probada en un ensayo clínico de aumento de dosis para evaluar su seguridad, tolerabilidad y capacidad para generar una respuesta inmunitaria en 40 adultos sanos de 18 a 60 años.
En esta misma línea, el ensayo Eclipse evalúa la seguridad y la respuesta inmunitaria de otra vacuna experimental de ARNm desarrollada por Moderna destinada a proteger frente al virus de Epstein-Barr. Estudios recientes sugieren que el virus de Epstein-Barr está relacionado con el desarrollo de esclerosis múltiple, por lo que una vacuna contra este patógeno podría prevenir la enfermedad.
Las vacunas experimentales también podrían ayudar a hacerle frente al virus del sida. El NIAID patrocina un estudio denominado HVTN 302 que examina la seguridad y la capacidad de inducir respuesta inmune contra el VIH de tres vacunas experimentales de ARNm.
Las secuencias de ARNm específicas contenidas en las vacunas han sido diseñadas y desarrolladas por investigadores del Consorcio Scripps para el Desarrollo de Vacunas contra el VIH/SIDA (CHAVD), financiado por el NIAID en el Instituto de Investigación Scripps, y el Centro de Anticuerpos Neutralizantes IAVI, financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates en Scripps, en colaboración con científicos de Moderna.
Además de estos programas, Moderna ha notificado que su vacuna experimental de ARNm contra el Zika ya ha alcanzado la fase 2 del ensayo clínico. Otras dos, frente al virus respiratorio sincitial y el citomegalovirus, han entrado en fase 3. En esa misma fase se encuentra su vacuna experimental de ARNm contra la gripe, denominada mRNA-1010, que codifica la hemaglutinina de los cuatro tipos y subtipos del virus gripal.
Moderna también está desarrollando varias vacunas candidatas combinadas. Entre ellas, una denominada mRNA-1073 contra la gripe y el SARS-CoV-2, y otra, todavía en fase preclínica, denominada mRNA-1230, diseñada contra la gripe, el SARS-CoV-2 y el virus respiratorio sincitial.
Asimismo, están en desarrollo vacunas experimentales de ARNm contra la glucogenosis tipo 1 (GSD-I) o enfermedad de Von Gierke (vacuna mRNA-3745), la acidemia metilmalónica (vacuna mRNA-3705), el cáncer de piel (vacuna mRNA-4157) y los linfomas o neoplasias malignas de tumores sólidos refractarios (vacuna mRNA-2752).
Más beneficios que incertidumbres
Todavía existen importantes preguntas clínicas sobre las vacunas de ARNm, como su riesgo-beneficio fuera de un entorno pandémico o la durabilidad de la inmunidad protectora.
A pesar de ello, el potencial es indudable y el desarrollo de tecnologías para la obtención de nuevas vacunas de ARNm contra enfermedades infecciosas emergentes, desatendidas o de tratamiento poco eficaz, tan solo acaba de empezar.
Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de Salamanca
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.