Las grandes masas de hielos desprendidas de la Antártida abarcan un área de extensión de casi mil kilómetros cuadrados.
Más de cien icebergs se aproxima a las costas del sur de Nueva Zelanda y ha puesto en alerta a todos los barcos que navegan en esas gélidas aguas para evitar que se repita la tragedia del Titanic.
Las grandes masas de hielos desprendidas de la Antártida abarcan un área de extensión de casi mil kilómetros cuadrados y los más cercanos al litoral se hallan a menos de 200 kilómetros de distancia, y avanzan a una velocidad media de 1,5 kilómetros por hora o 25 kilómetros al día.
De acuerdo a las imágenes de satélite, la trayectoria que siguen avanza paralela a la costa noroccidental de la Isla Sur, a la que presumiblemente arribarán a mediados de la semana entrante.
"El grupo de icebergs puede convertirse en un peligro para los buques, todo el mundo recuerda la historia del Titanic", explicó a Efe el científico Mike Williams, del Instituto de Investigación Atmosférica y Agua de Nueva Zelanda.
Ninguno de los cargueros y pesqueros que surcan esa ruta está preparado para una eventual colisión con uno de estos bloques de hielo, según las autoridades marítimas neozelandesas.
Las embarcaciones de recreo son menos habituales en esas aguas heladas en esta época del año, porque aún faltan unas cuantas semanas para que entre el verano austral.
Williams opinó que, atendido el aspecto de la seguridad marítima, el conjunto de iceberg ofrecerá "una impresionante atracción natural: un regalo".
El científico señaló que a Nueva Zelanda no le faltan lugares de similar belleza para cautivar a los turistas, pero esta escuadra de icebergs representa un "espectáculo maravilloso" que todo el mundo está ansioso por contemplar.
Apuntó que "existe la posibilidad de que hagan contacto con el subsuelo marino y se queden adheridos a éste", como ocurrió en 2006, cuando varias masas de hielos fueron avistadas a apenas 25 kilómetros de distancia de la costa sur de Nueva Zelanda.
En aquella ocasión, los casquetes empezaron a fundirse a las cuatro semanas de ser avistados por primera vez, y es lo que hace pensar a los expertos que ahora sucederá exactamente lo mismo si mantienen la actual trayectoria y velocidad, pues tienen un grosor medio de 350 metros.
Los especialistas sospechan que los icebergs se desprendieron entre 2000 y 2002 de la meseta helada del Mar de Ross, que abarca en la Antártida y territorio del tamaño de Francia.
Pese a que ese fenómeno ha sido atribuido al calentamiento global, pues el cambio climático ha acelerado la fragmentación de los polos, Williams aseguró que no hay datos históricos suficientes para apoyar esta hipótesis porque la presencia humana en el continente helado se remonta sólo a hace apenas un siglo.
En 1931, otro grupo de casquetes fueron supuestamente vistos al sur de Nueva Zelanda, pero este experto puso en duda la veracidad de esos testimonios porque no hay pruebas fotográficas que los apoyen más allá de la controversia que generó en la prensa de la época.
"Nunca nadie ha podido explicar qué es lo que vio esa gente si no fue un iceberg", apuntó el científico neozelandés.
Williams explicó por otra parte que los icebergs quizás no sean de agua salada sino dulce por estar formados por nieve consolidada, por lo que podrían transformarse en agua potable y el aire de dentro crearía burbujas.
Sin embargo, un estudio llevado a cabo con este objetivo en 1970 no encontró una forma económicamente eficaz de convertir la nieve consolidada en agua. EFE
Las grandes masas de hielos desprendidas de la Antártida abarcan un área de extensión de casi mil kilómetros cuadrados y los más cercanos al litoral se hallan a menos de 200 kilómetros de distancia, y avanzan a una velocidad media de 1,5 kilómetros por hora o 25 kilómetros al día.
De acuerdo a las imágenes de satélite, la trayectoria que siguen avanza paralela a la costa noroccidental de la Isla Sur, a la que presumiblemente arribarán a mediados de la semana entrante.
"El grupo de icebergs puede convertirse en un peligro para los buques, todo el mundo recuerda la historia del Titanic", explicó a Efe el científico Mike Williams, del Instituto de Investigación Atmosférica y Agua de Nueva Zelanda.
Ninguno de los cargueros y pesqueros que surcan esa ruta está preparado para una eventual colisión con uno de estos bloques de hielo, según las autoridades marítimas neozelandesas.
Las embarcaciones de recreo son menos habituales en esas aguas heladas en esta época del año, porque aún faltan unas cuantas semanas para que entre el verano austral.
Williams opinó que, atendido el aspecto de la seguridad marítima, el conjunto de iceberg ofrecerá "una impresionante atracción natural: un regalo".
El científico señaló que a Nueva Zelanda no le faltan lugares de similar belleza para cautivar a los turistas, pero esta escuadra de icebergs representa un "espectáculo maravilloso" que todo el mundo está ansioso por contemplar.
Apuntó que "existe la posibilidad de que hagan contacto con el subsuelo marino y se queden adheridos a éste", como ocurrió en 2006, cuando varias masas de hielos fueron avistadas a apenas 25 kilómetros de distancia de la costa sur de Nueva Zelanda.
En aquella ocasión, los casquetes empezaron a fundirse a las cuatro semanas de ser avistados por primera vez, y es lo que hace pensar a los expertos que ahora sucederá exactamente lo mismo si mantienen la actual trayectoria y velocidad, pues tienen un grosor medio de 350 metros.
Los especialistas sospechan que los icebergs se desprendieron entre 2000 y 2002 de la meseta helada del Mar de Ross, que abarca en la Antártida y territorio del tamaño de Francia.
Pese a que ese fenómeno ha sido atribuido al calentamiento global, pues el cambio climático ha acelerado la fragmentación de los polos, Williams aseguró que no hay datos históricos suficientes para apoyar esta hipótesis porque la presencia humana en el continente helado se remonta sólo a hace apenas un siglo.
En 1931, otro grupo de casquetes fueron supuestamente vistos al sur de Nueva Zelanda, pero este experto puso en duda la veracidad de esos testimonios porque no hay pruebas fotográficas que los apoyen más allá de la controversia que generó en la prensa de la época.
"Nunca nadie ha podido explicar qué es lo que vio esa gente si no fue un iceberg", apuntó el científico neozelandés.
Williams explicó por otra parte que los icebergs quizás no sean de agua salada sino dulce por estar formados por nieve consolidada, por lo que podrían transformarse en agua potable y el aire de dentro crearía burbujas.
Sin embargo, un estudio llevado a cabo con este objetivo en 1970 no encontró una forma económicamente eficaz de convertir la nieve consolidada en agua. EFE
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