"(...) el Gobierno se quedó con todo. Todo está en manos de las autoridades y no de las víctimas, como debería ser", dijo Sebastián Marroquín en una entrevista.
El hijo del desaparecido capo colombiano Pablo Escobar, Sebastián Marroquín, reveló que de la incalculable fortuna de su padre solo heredó un reloj que conserva con "cariño", informó hoy la televisión local brasileña.
"Mi papá no era muy bueno para las cuentas, para los números, creo que él ni sabía cuántos millones tenía. Cuando salimos del país después de la muerte de él, el Gobierno se quedó con todo. Todo está en manos de las autoridades y no de las víctimas, como debería ser", comentó Marroquín en una entrevista concedida al canal Globonews.
El hijo del capo explicó que el dinero de su padre, calculado en la época por algunas revistas de negocios en 10.000 millones de dólares, financió una guerra civil planteada por los carteles de las drogas contra el Gobierno colombiano.
"Era una sola persona asumiendo los costos de una guerra civil contra la maquinaria del Gobierno. Financiar la violencia tiene un costo muy alto", apuntó Marroquín, quien adoptó este nuevo nombre después de dejar el país con su madre y hermana.
"No me incomoda el nombre de Juan Pablo Escobar, pero el de Sebastián Marroquín me permitió realizarme como profesional, dejar atrás el pasado y volver a comenzar una nueva vida. Por eso me quedo con el de Sebastián", señaló.
Los cines brasileños estrenan el próximo 14 de mayo "Pecados de mi padre", el documental sobre la vida del capo colombiano que muestra el encuentro entre su hijo y los de dos de las víctimas más conocidas del narcotraficante.
En 2008, se reunieron por primera vez el primogénito de Escobar y los hijos del ex candidato presidencial colombiano Luis Carlos Galán y del ex ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, cuyos asesinatos se atribuyen al narcotraficante.
"Mi perdón es sincero y un aporte para la paz en Colombia. Una muestra de eso era exponerme ante las cámaras, lo que pondría en riesgo mi vida frente a los enemigos de mi papá", indicó.
El filme, dirigido por el argentino Nicolás Entel, retrata al narcotraficante desde la mirada de su hijo, quien vive en Buenos Aires y trabaja como arquitecto, profesión que algunas veces se ha visto perjudicada al revelar a sus clientes quién era su progenitor.
"Perdí ya muchos negocios por eso, pero es mi deber informarle a las personas a las que les realizo los trabajos quién soy y que no tengo nada que ver con el pasado de mi padre", relató.
Escobar fue muerto en diciembre de 1993 en el tejado de una vivienda de Medellín, mientras intentaba escapar de un cerco policial cuando su escondite fue descubierto tras ser rastreada una llamada que realizó precisamente a su hijo.
Minutos después de la muerte del mítico jefe del Cartel de Medellín, Marroquín (Juan Pablo Escobar en ese entonces) declaró a una radio colombiana que tomaría venganza y mataría a todos los culpables de la muerte del capo.
"Después, en frío, pensé en lo que había dicho para todo un país y me retracté. Si hubiera continuado con esa venganza terminaría muerto igual que él", expresó Marroquín, quien asegura que siempre cuestionó, "con respeto de hijo a padre" las acciones violentas de Escobar.
Reveló también que cuando su padre era congresista realizó varias campañas benéficas con médicos brasileños que operaban niños con problemas de labio leporino en los barrios pobres de Medellín.
"Eran médicos que veían a mi papá como un político, un empresario benefactor. Estoy seguro que no sabían que estaba envuelto en el narcotráfico", aseveró. EFE
"Mi papá no era muy bueno para las cuentas, para los números, creo que él ni sabía cuántos millones tenía. Cuando salimos del país después de la muerte de él, el Gobierno se quedó con todo. Todo está en manos de las autoridades y no de las víctimas, como debería ser", comentó Marroquín en una entrevista concedida al canal Globonews.
El hijo del capo explicó que el dinero de su padre, calculado en la época por algunas revistas de negocios en 10.000 millones de dólares, financió una guerra civil planteada por los carteles de las drogas contra el Gobierno colombiano.
"Era una sola persona asumiendo los costos de una guerra civil contra la maquinaria del Gobierno. Financiar la violencia tiene un costo muy alto", apuntó Marroquín, quien adoptó este nuevo nombre después de dejar el país con su madre y hermana.
"No me incomoda el nombre de Juan Pablo Escobar, pero el de Sebastián Marroquín me permitió realizarme como profesional, dejar atrás el pasado y volver a comenzar una nueva vida. Por eso me quedo con el de Sebastián", señaló.
Los cines brasileños estrenan el próximo 14 de mayo "Pecados de mi padre", el documental sobre la vida del capo colombiano que muestra el encuentro entre su hijo y los de dos de las víctimas más conocidas del narcotraficante.
En 2008, se reunieron por primera vez el primogénito de Escobar y los hijos del ex candidato presidencial colombiano Luis Carlos Galán y del ex ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, cuyos asesinatos se atribuyen al narcotraficante.
"Mi perdón es sincero y un aporte para la paz en Colombia. Una muestra de eso era exponerme ante las cámaras, lo que pondría en riesgo mi vida frente a los enemigos de mi papá", indicó.
El filme, dirigido por el argentino Nicolás Entel, retrata al narcotraficante desde la mirada de su hijo, quien vive en Buenos Aires y trabaja como arquitecto, profesión que algunas veces se ha visto perjudicada al revelar a sus clientes quién era su progenitor.
"Perdí ya muchos negocios por eso, pero es mi deber informarle a las personas a las que les realizo los trabajos quién soy y que no tengo nada que ver con el pasado de mi padre", relató.
Escobar fue muerto en diciembre de 1993 en el tejado de una vivienda de Medellín, mientras intentaba escapar de un cerco policial cuando su escondite fue descubierto tras ser rastreada una llamada que realizó precisamente a su hijo.
Minutos después de la muerte del mítico jefe del Cartel de Medellín, Marroquín (Juan Pablo Escobar en ese entonces) declaró a una radio colombiana que tomaría venganza y mataría a todos los culpables de la muerte del capo.
"Después, en frío, pensé en lo que había dicho para todo un país y me retracté. Si hubiera continuado con esa venganza terminaría muerto igual que él", expresó Marroquín, quien asegura que siempre cuestionó, "con respeto de hijo a padre" las acciones violentas de Escobar.
Reveló también que cuando su padre era congresista realizó varias campañas benéficas con médicos brasileños que operaban niños con problemas de labio leporino en los barrios pobres de Medellín.
"Eran médicos que veían a mi papá como un político, un empresario benefactor. Estoy seguro que no sabían que estaba envuelto en el narcotráfico", aseveró. EFE
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