Los expertos economistas del congreso estatal habían advertido de que, con el panorama actual, California podría quedarse sin liquidez en un plazo de dos meses.
Los electores californianos rechazaron en las urnas las medidas económicas de emergencia contra el ingente déficit estatal defendidas por el gobernador Arnold Schwarzenegger, unos resultados que cuestionan hoy su capacidad de liderazgo.
Los votantes castigaron la gestión financiera de Schwarzenegger y el resto de legisladores estatales en este referéndum, en el que los políticos habían intentado sacar adelante unas reformas fiscales que lograsen aplacar la deuda multimillonaria que acumulan las arcas públicas californianas.
Solamente una de las seis propuestas incluidas en el plebiscito del martes fue autorizada por los electores, la que impedirá que los políticos se suban el sueldo en época de déficit presupuestario, que salió adelante con el respaldo de más del 73 por ciento de los votos.
"Hoy hemos escuchado a los votantes y respeto la voluntad de la gente que está frustrada con la disfunción de nuestro sistema presupuestario. Ahora tenemos que seguir adelante y enfrentar la crisis fiscal con soluciones constructivas", aseguró Schwarzenegger en un comunicado cuando la derrota electoral parecía segura.
"Encaramos ahora un asombroso déficit de 21.300 millones de dólares y demócratas y republicanos tenemos que trabajar juntos para solucionar esta escasez", añadió el gobernador californiano.
Las proposiciones rechazadas tuvieron en contra a un mínimo del 62 por ciento de los votantes a pesar de que fuesen consideradas "críticas" por Schwarzenegger para salir de la "encrucijada" económica en la que se encuentra el estado.
Unas medidas con las que se estimaba que California obtendría 6.000 millones de dólares a corto plazo para hacer frente a los pagos más inmediatos gracias a un recorte del gasto público, una redistribución de los fondos estatales, hipotecar el sistema de loterías y mantener varias subidas de impuestos.
Los expertos economistas del congreso estatal habían advertido de que, con el panorama actual, California podría quedarse sin liquidez en un plazo de dos meses.
Los mensajes de alerta lanzados por las autoridades, sin embargo, no calaron entre los electores que con su voto en contra y una participación de menos del 23 por ciento, la más baja de la historia en California, mostraron su malestar con la gestión política.
Ante los malos augurios electorales ya vaticinados por los sondeos, Schwarzenegger expuso esta semana un plan "B" para lograr los fondos necesarios para el funcionamiento de las finanzas públicas, que incluyó la liberación de miles de presos con delitos menores y una mengua de la inversión en servicios sociales.
Unas iniciativas calificadas por algunas organizaciones como recursos para meter "miedo" a los votantes en víspera del referéndum y que podrían llegar ahora ante el parlamento californiano para someterlas a la aprobación de los legisladores.
Entre la lista de alternativas financieras del Gobierno estatal para cuadrar el presupuesto se baraja también la venta de edificios emblemáticos como la cárcel de San Quintín o el estado olímpico de Los Ángeles, así como el despido de 5.000 trabajadores de la Administración.
El plante de los ciudadanos ante las medidas del gobierno estatal puso en evidencia el liderazgo de Schwarzenegger, cuyo índice de popularidad se encuentra en un 34 por ciento, uno de los más bajos de su carrera política según las últimas encuestas realizadas por el Public Policy Institute of California (PPIC).
El resultado electoral rememoró el cosechado el 2005 por otras iniciativas económicas de Schwarzenegger, quien ya en 2004 había prometido reformas para acabar con los problemas presupuestarios y a aseguró en su reelección en 2006 que no subiría los impuestos, algo que acabó haciendo.
Los comicios sirvieron también para elegir a varios representantes locales, así como de elecciones primarias para sustituir en el Congreso de EEUU a la demócrata Hilda Solis después de que dejase su escaño para convertirse en la secretaria de Estado de Trabajo de EEUU.
Su puesto se dirimirá entre la demócrata Judy Chu, la republicana Betty Chu, y el independiente Christopher Agrella en una segunda votación el 14 de julio.
EFE
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