El caso de Oxfam solo fue el comienzo. En las últimas semanas han comenzado a revelarse casos de abusos en los que están involucradas organizaciones que, en el papel, protegen a los más necesitados.
Prometieron proteger a los más indefensos y terminaron convirtiéndose en sus verdugos. En las últimas semanas han salido a la luz graves denuncias que dejan al descubierto una serie de abusos de distintas organizaciones no gubernamentales en contra de mujeres y niños en situación vulnerable. Uno de los primeros casos que generó horror fue el de la británica Oxfam.
El diario británico The Times reveló que trabajadores de esta organización humanitaria contrataron con dinero para fines benéficos a prostitutas, algunas menores de edad, en Haití, país caribeño al que acudieron para ayudar a las víctimas del terremoto de 2010. Una joven haitiana contó que tuvo una relación con el exdirector de Oxfam, Roland van Hauwermeiren, cuando ella tenía 16 años y él 61, a cambio de ayudar a su pequeño hijo.
“Su posición de superioridad les hace creer con el derecho de cosificar, objetivar, y también de abusar de los bienes más preciados de su sociedad, sus mujeres, sus niños, sus trabajadores”, señala Violeta Assiega, abogada especializada en derechos humanos.
En la cuerda floja
El escándalo pone en la cuerda floja a varias organizaciones internacionales, muchas de las cuales reciben millonarias ayudas de varios gobiernos. Oxfam, por ejemplo, en el último año recibió el equivalente a S/ 144 millones solo del Gobierno británico. La organización está presente en 90 países.
“Movimientos como Oxfam tienen recursos que provienen de distintas fuentes, de distintos países europeos fundamentalmente. Entonces aquí puede haber un proceso de desconexión que vaya a afectar la operatividad, la cobertura, la densidad de los programas que Oxfam, por ejemplo, lleva a cabo a nivel mundial”, explicó a RPP Noticias, analista político guatemalteco Renzo Rosal.
Las denuncias han puesto en evidencia la falta de controles internos, impunidad y una cultura de secretismo dentro de estas organizaciones. “Lo que ha quedado muy claro en el caso de Oxfam es la cultura del ocultamiento, de la negación. Cuando esto empieza a dejar de ocultarse, a dejar de negarse, es normal que empiecen a aflorar estos casos. Ha pasado con el movimiento ‘Me too’ y está pasando en este momento”, comenta Assiaga.
Más casos
Cuando se creía que no se podía caer más bajo, otra estremecedora noticia apareció: trabajadores de Naciones Unidas chantajeaban a mujeres y adolescentes sirias para darles comida a cambio de sexo, en medio de la guerra que desangra este país de Oriente Medio desde 2011. Por su parte, Médicos sin Fronteras reveló que el año pasado descubrió 24 casos de acoso o abuso sexual por parte de sus trabajadores y Save the Children confirmó una treintena de agresiones.
Los especialistas señalan que es imprescindible aumentar las regulaciones dentro y fuera de estas organizaciones humanitarias. El acceso a la justicia es la clave, más aún cuando se trata es devolver la dignidad y aquello que nos hace únicos en el planeta: nuestra propia humanidad.
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