El grueso de los asesinatos se concentró en el puerto de Acapulco y sus inmediaciones, en momentos en los que por ser puente vacacional la ocupación hotelera es del 75%.
Una ola de violencia golpeó este fin de semana al sureño estado mexicano de Guerrero, donde al menos 35 personas murieron en enfrentamientos del crimen organizado que pusieron en alerta a las autoridades del enclave turístico de Acapulco, informaron fuentes oficiales.
Según indicaron a Efe fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero, los hechos de los dos últimos días corresponden a la "lucha antagónica de carteles".
"Son disputas de organizaciones que quieren entrar a la plaza (territorio) y las que se resisten", se afirmó desde la dependencia.
El grueso de los asesinatos se concentró en el puerto de Acapulco y sus inmediaciones, en momentos en los que por ser puente vacacional de sábado a lunes la ocupación hotelera es del 75% y se estima que decenas de miles de turistas visitan el enclave.
Cerca de las 06.00 horas de este domingo (12.00 GMT) se desató un tiroteo en las inmediaciones del túnel de entrada a Acapulco, junto a un hospital público.
Los cuerpos de seguridad hallaron 9 cadáveres con impactos de arma de fuego, cuatro tirados en la calle, cuatro en dos vehículos y el de una joven de 23 años que circulaba en un taxi y que fue alcanzada por una bala en la cabeza.
Las autoridades aseguraron que se puso en marcha un "vasto" despliegue de miembros del Ejército, la Policía Federal y los cuerpos locales y agregaron que los operativos son "constantes".
La oleada criminal de este fin de semana se inició ayer en la localidad de Ajuchitlán del Progreso, en donde se contabilizaron oficialmente 26 muertos en diversos sucesos, el más grave un enfrentamiento entre el Ejército y presuntos sicarios que acabó con diez pistoleros y un militar muertos.
El choque, que se produjo en el centro de la localidad, ante cientos de testigos, se suscitó cuando los militares se disponían a registrar una vivienda en ese enclave al noroeste de Acapulco, ubicado en la conflictiva región de Tierra Caliente.
También por disparos fueron asesinados ayer seis policías municipales en poblaciones aledañas al puerto de Acapulco.
Asimismo fueron localizados nueve cuerpos en diversos lugares del municipio, cuatro de ellos decapitados, una de las prácticas habituales del narcotráfico.
Guerrero ha sido uno de los estados más afectados por el alza de la violencia en México desde hace tres años, cuando el Gobierno declaró la guerra al narcotráfico y los carteles agudizaron sus peleas entre sí.
Debido a que México es ahora un mercado consumidor de drogas y no solo de tránsito de éstas hacia Estados Unidos, los siete carteles principales se disputan el territorio con más saña.
La contienda suma más de 17.000 muertos desde diciembre de 2006, la mayoría presuntamente sicarios, según reportes extraoficiales.
Guerrero, un terreno rural y montañoso, es codiciado por los carteles de los Beltrán Leyva, la Familia Michoacana, Los Zetas y Sinaloa.
El cartel de los hermanos Beltrán Leyva, escindido del de Sinaloa por supuestas traiciones, vive ahora una división interna, a la que se atribuye parte de la violencia en el último mes.
Después de que la Armada abatiera a tiros en diciembre a su máximo capo Arturo Beltrán Leyva, alias "El Barbas", el control de la organización se lo disputan dos bandos.
Uno está conformado por otro de los hermanos de la dinastía narcotraficante, Héctor Beltrán Leyva, "El H", y Sergio Villarreal, "El Grande".
Los reportes de inteligencia federal sitúan enfrente al que fuera jefe de sicarios del cartel, Edgar Villarreal Valdez, un estadounidense apodado "La Barbie", a quien algunos narcomensajes lo acusan de facilitar la muerte del capo Arturo Beltrán
El cartel lanzó una ofensiva contra sus rivales en Guerrero a finales de 2009.
Las masacres estaban firmadas por "El Jefe de Jefes", apelativo usado para el "capo de capos" del narco mexicano y que buscaba arrogarse el fallecido Arturo Beltrán Leyva.
Los carteles de Sinaloa, en el norte, y La Familia, en el sur, colaboran entre sí para expulsar de Guerrero a los Beltrán Leyva y a Los Zetas y quedarse con el lucrativo negocio de las drogas.
EFE
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