Desde esta disciplina aplicada se ofrecen recursos para que los entrenadores y deportistas puedan preparar mejor estas situaciones técnicas: la visualización, la hipnosis aplicada al deporte, las técnicas de relajación, el entrenamiento de control cognitivo, las rutinas de conducta, el control de la activación, entre otras, pueden ayudar al deportista a manejar mejor estas circunstancias.
El fútbol es un deporte abierto y dinámico. Múltiples variables interactúan en el juego, durante el cual hay que tomar decisiones eficaces y rápidas con un elevado nivel de activación o de estrés. Además, en un torneo tan particular como Qatar 2022 existen factores externos al deportista y a la tarea que pueden determinar la eficacia de su comportamiento durante los partidos.
El Mundial de fútbol es una competición que tiene gran repercusión mediática, se compite junto a futbolistas de otros países, el margen de error es mínimo, el periodo de preparación de los equipos ha sido escaso y los estadios en los que se juega no son los habituales. Esto puede provocar una sobreexcitación del deportista que afecte a su rendimiento, por lo que es importante ayudarle a gestionar psicológicamente este contexto.
El éxito, ligado a la habilidad para tomar decisiones
En este tipo de competiciones las exigencias son máximas y la precisión en las acciones resulta clave para mantener vivas las aspiraciones en un torneo que no concede segundas oportunidades. Así, el que toma decisiones más rápido y comete menos errores tiene mayor probabilidad de salir vencedor.
Por tanto, la capacidad que tenga el jugador para gestionar mejor sus emociones y el entorno, interpretar las necesidades del juego, seleccionar las mejores opciones y ejecutarlas con precisión determinará el éxito o el fracaso.
Tomar decisiones adecuadas requiere un proceso interactivo en el que intervienen variables individuales, de la tarea y del entorno. Según la evidencia científica disponible, la toma de decisiones en el deporte es un aspecto que se puede entrenar y mejorar para optimizar el rendimiento deportivo.
Sin embargo, en fútbol el contexto de juego supone un continuo cambio donde cada situación es diferente a otras, por lo que entrenar el comportamiento de los futbolistas requiere tener en cuenta la exposición posterior que tendrá en los contextos de juego reales.
El entrenamiento cognitivo mejora el rendimiento
Una cuestión importante son las variables psicológicas y cognitivas implicadas en el juego. Atendiendo a estos factores, se considera que el entrenamiento cognitivo contribuye a mejorar la conducta eficaz en situaciones de decisión.
El desarrollo de un partido exige a los futbolistas un nivel de pericia apropiado para percibir y procesar la información del entorno que les permita valorar la situación y decidir rápida y eficazmente para resolverla. La exposición a tales contextos facilita la adaptación del jugador a diferentes eventos que puedan surgir. Para ello, resulta fundamental el entrenamiento psicológico y cognitivo integrado en la preparación del jugador.
Entrenar la capacidad para seleccionar los estímulos que son relevantes y desechar a los distractores, así como mejorar la impulsividad de la conducta o incrementar la velocidad de respuesta ante un estímulo específico mejoran el rendimiento de los futbolistas cuando toman decisiones.
Sobre todo, un mejor funcionamiento cognitivo, pues se ha observado la eficacia del entrenamiento psicológico en situaciones de incertidumbre, ya que los automatismos aprendidos a lo largo de su vida deportiva no permiten dar una respuesta eficaz si no se ha recibido este entrenamiento. Los ejemplos a lo largo de este campeonato son múltiples.
Se entrena como se compite
Por otro lado, desde la perspectiva ambiental se propone que el entrenamiento en la toma de decisiones se base en la manipulación de aquellos factores limitantes, ya sea del individuo, de la tarea o del ambiente. En este caso, será muy importante exponer a los jugadores a situaciones de juego que simulen la gran expectación y el ambiente esperado en las gradas, la intensidad esperada por parte de los rivales, gestionar la ansiedad y activación que puede desencadenar acciones precipitadas, etc. En este sentido, estrategias como los juegos reducidos pueden cumplir las exigencias para este tipo de entrenamiento, pues permiten manipular las variables manteniendo el objetivo natural del juego.
A estas alturas de la Copa del Mundo Qatar 2022 ya se ha podido comprobar en situaciones límite como son las tandas de penaltis, que la fatiga acumulada y la presión por convertir el lanzamiento en gol ha jugado malas pasadas. Esto reitera la importancia de entrenar las situaciones de juego en un ambiente y condiciones similares a los de la competición. De poca utilidad resulta entrenar reiteradamente una acción en un entorno que poco o nada tiene que ver con las exigencias reales presentes en el momento decisivo.
Reivindicando el rol del psicólogo deportivo
Sin embargo, no siempre es fácil entrenar esta cuestión, dado que lo que se vive durante un partido no se puede reproducir fielmente en los entrenamientos. Sin embargo, desde la psicología del deporte se puede ofrecer una respuesta a esta cuestión.
Desde esta disciplina aplicada se ofrecen recursos para que los entrenadores y deportistas puedan preparar mejor estas situaciones técnicas: la visualización, la hipnosis aplicada al deporte, las técnicas de relajación, el entrenamiento de control cognitivo, las rutinas de conducta, el control de la activación, entre otras, pueden ayudar al deportista a manejar mejor estas circunstancias.
Este es un reto que tiene pendiente el fútbol, asumir de forma óptima y adecuada el entrenamiento de las variables psicológicas, sobre todo cuando se ha demostrado que suponen el 30 % del rendimiento.
Antonio Hernández Mendo, Catedrático de Psicología del Deporte, Universidad de Málaga; Alejandro Sabarit Peñalosa, Doctorando en Psicología, Universidad de Málaga y Rafael E. Reigal Garrido, Profesor de Psicología Social. Experto en Psicología del Deporte, Universidad de Málaga
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Comparte esta noticia