La llegada del abeto noruego a uno de los puntos más concurridos de Manhattan marca el inicio de los preparativos para la celebración de la Navidad.
Nueva York cuenta a partir de con el árbol de Navidad más famoso de Estados Unidos, el que cada año se instala en el corazón del Rockefeller Center y convierte al conocido complejo de oficinas en el lugar más emblemático de las fiestas en la Gran Manzana.
La llegada del abeto noruego a uno de los puntos más concurridos de Manhattan marca el inicio de los preparativos para la celebración de la Navidad, que ya se empieza a notar en los adornos de algunos grandes comercios y en los anuncios de televisión que poco a poco se van colando entre la programación.
El Rockefeller Center es desde hoy el nuevo hogar de un ejemplar de 23,1 metros de altura y más de diez toneladas de peso de una variedad de abeto con hojas puntiagudas, que fue traído expresamente desde una propiedad privada del vecino estado de Connecticut.
Su dueña, Maria Corti, estaba tan orgullosa del abeto que la pasada primavera llamó a los administradores del Rockefeller Center para proponerlo como candidato a convertirse en el árbol navideño más famosos del país.
"Pensé que en eso se quedaría, porque estoy segura de que mucha gente les escribe para decirles que sus árboles merecen estar en el Rockefeller Center", aseguró a la prensa local Corti, que se llevó una sorpresa cuando meses después le comunicaron que su ejemplar había sido el elegido.
El miércoles lo talaron y fue trasladado con sumo cuidado en un convoy especial al centro de Manhattan, donde una gran grúa lo instaló hoy detrás de la famosa pista de hielo y la estatua del dios Prometeo que conforman el punto neurálgico del Rockefeller Center.
A partir de ahora, el trabajo será adornarlo y dejarlo listo para su encendido el próximo 2 de diciembre, en una ceremonia televisada y en la que suelen participar artistas reconocidos.
Durante el transcurso del acto, se iluminan las 30.000 bombillas de colores que albergan sus ramas y que penden de más de ocho kilómetros de cable eléctrico.
Esta tradicional ceremonia de iluminar un árbol navideño a las puertas del edificio Rockefeller se remonta a 1933, aunque los trabajadores que intervenían en la construcción del rascacielos habían plantado en el solar, dos años antes, un abeto de dimensiones mucho más modestas y sin decoraciones luminosas.
EFE
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