Miles de laosianos de la etnia hmong se refugiaron en Tailandia en 1975 por su postura anticomunista y por haber colaborado con Estados Unidos durante la guerra civil en ese año.
El Ejército de Tailandia empezó hoy la deportación a Laos de 4.400 personas de la minoría hmong, pese a que la comunidad internacional advirtió de que existe el riesgo de que el régimen laosiano las persiga por su postura anticomunista.
Apoyados por efectivos de las fuerzas especiales, varios miles de soldados provistos de material antidisturbios, fueron desalojando por grupos a los hombres, mujeres y niños que habitaban en el campo de Huay Nam Khao, ubicado a unos 280 kilómetros al norte de Bangkok.
Casi todos ellos sin nada más que lo puesto, recibieron la orden de subir a los camiones militares que les transportarían hasta Nong Khai, para cruzar luego en autocares el puente construido sobre el río Mekong, la frontera natural entre Tailandia y Laos.
Cuando la deportación llevaba ya unas horas en marcha, Washington pidió al Gobierno de Tailandia que cancelara la operación aduciendo que suponía una "sería violación" de los derechos humanos.
"Estados Unidos solicita de forma urgente a las autoridades de Tailandia que suspendan esta operación", indicó el Departamento de Estado de EEUU en un comunicado.
Las autoridades tailandesas no permitieron que el personal del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los activistas de grupos no gubernamentales comprometidos con la defensa de los derechos humanos y tampoco a los periodistas, observasen la operación de desalojo y expulsión de los hmong.
Los miembros de esta tribu de las montañas que combatió al lado de las fuerzas estadounidenses durante la guerra en Vietnam y ayudó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a desarrollar operaciones secretas en Laos y también en el sur de China, son conocidos como los "aliados olvidados" de Estados Unidos.
Todavía hoy, varios cientos de guerrilleros hmong llevan a cabo esporádicos ataques y acciones de sabotaje en el interior de Laos.
Tailandia, que defendió el argumento de que los hmong internados en ese campo eran inmigrantes ilegales y no refugiados, decidió seguir hacia adelante con su plan, a pesar de las reiteradas quejas de la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Desde 1975, año en el que los comunistas se hicieron con el poder en Laos, Estados Unidos ha aceptado a unas 150.000 personas de la etnia hmong, incluidas a 14.000 que acogió en 2003.
Tras la partida de ese grupo a EEUU, otros 8.000 hmong, entre los que según la ONU hay inmigrantes y refugiados políticos genuinos, cruzaron la frontera laosiana con la esperanza de conseguir también asilo en un tercer país, pero de acuerdo a la versión de Tailandia, ningún gobierno occidental ha mostrado interés por darles acogida.
Según el acuerdo firmado por Tailandia con Laos, cerca de 3.000 personas hmong regresaron a territorio laosiano durante los dos últimos años, y los 4.400 que continuaban en el campo de Huay Nam Khao debían ser repatriados antes de que expirara el 2009.
Mientras la deportación continuaba, el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, apuntó que Laos había garantizado la seguridad de los líderes hmong y la del resto de deportados.
No obstante, el régimen laosiano anunció la pasada semana que había rechazado la petición del máximo líder hmong, el general Vang Pao, para que se le permitiera regresar temporalmente a Laos desde su exilio en Estados Unidos, con el propósito de promover la reconciliación. EFE
Apoyados por efectivos de las fuerzas especiales, varios miles de soldados provistos de material antidisturbios, fueron desalojando por grupos a los hombres, mujeres y niños que habitaban en el campo de Huay Nam Khao, ubicado a unos 280 kilómetros al norte de Bangkok.
Casi todos ellos sin nada más que lo puesto, recibieron la orden de subir a los camiones militares que les transportarían hasta Nong Khai, para cruzar luego en autocares el puente construido sobre el río Mekong, la frontera natural entre Tailandia y Laos.
Cuando la deportación llevaba ya unas horas en marcha, Washington pidió al Gobierno de Tailandia que cancelara la operación aduciendo que suponía una "sería violación" de los derechos humanos.
"Estados Unidos solicita de forma urgente a las autoridades de Tailandia que suspendan esta operación", indicó el Departamento de Estado de EEUU en un comunicado.
Las autoridades tailandesas no permitieron que el personal del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los activistas de grupos no gubernamentales comprometidos con la defensa de los derechos humanos y tampoco a los periodistas, observasen la operación de desalojo y expulsión de los hmong.
Los miembros de esta tribu de las montañas que combatió al lado de las fuerzas estadounidenses durante la guerra en Vietnam y ayudó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a desarrollar operaciones secretas en Laos y también en el sur de China, son conocidos como los "aliados olvidados" de Estados Unidos.
Todavía hoy, varios cientos de guerrilleros hmong llevan a cabo esporádicos ataques y acciones de sabotaje en el interior de Laos.
Tailandia, que defendió el argumento de que los hmong internados en ese campo eran inmigrantes ilegales y no refugiados, decidió seguir hacia adelante con su plan, a pesar de las reiteradas quejas de la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Desde 1975, año en el que los comunistas se hicieron con el poder en Laos, Estados Unidos ha aceptado a unas 150.000 personas de la etnia hmong, incluidas a 14.000 que acogió en 2003.
Tras la partida de ese grupo a EEUU, otros 8.000 hmong, entre los que según la ONU hay inmigrantes y refugiados políticos genuinos, cruzaron la frontera laosiana con la esperanza de conseguir también asilo en un tercer país, pero de acuerdo a la versión de Tailandia, ningún gobierno occidental ha mostrado interés por darles acogida.
Según el acuerdo firmado por Tailandia con Laos, cerca de 3.000 personas hmong regresaron a territorio laosiano durante los dos últimos años, y los 4.400 que continuaban en el campo de Huay Nam Khao debían ser repatriados antes de que expirara el 2009.
Mientras la deportación continuaba, el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, apuntó que Laos había garantizado la seguridad de los líderes hmong y la del resto de deportados.
No obstante, el régimen laosiano anunció la pasada semana que había rechazado la petición del máximo líder hmong, el general Vang Pao, para que se le permitiera regresar temporalmente a Laos desde su exilio en Estados Unidos, con el propósito de promover la reconciliación. EFE
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