Los pequeños productores ucranianos están trabajando sin descanso para ponerse al nivel del enemigo, aunque compiten con empresas e instituciones rusas bien financiadas y de propiedad estatal.
Mientras se intensifica la carrera tecnológica entre Ucrania y Rusia, unos ingenieros en Járkov trabajan a contrarreloj para refinar el diseño y acelerar la producción de drones kamikaze de fibra óptica, un tipo relativamente nuevo de vehículos aéreos no tripulados que recientemente ha favorecido a Rusia en el campo de batalla.
Estos drones, controlados por soldados sobre el terreno a través de un fino cable de fibra óptica que se va desenrollando según el vehículo se aleja, son más lentos y más difíciles de operar, pero tienen la ventaja de ser inmunes a las interferencias electrónicas mientras recorren distancias cada vez mayores hasta impactar en su objetivo.
Las fuerzas rusas fueron las primeras en incrementar su uso para tender emboscadas a vehículos militares en desplazamiento a 5-15 kilómetros del frente, con un impacto sustancial para la logística ucraniana, explicaron a EFE en entrevistas realizadas en julio y agosto varios soldados y oficiales en Járkov, en el frente nororiental.
Alcanzando a los rusos
Los pequeños productores ucranianos están trabajando sin descanso para ponerse al nivel del enemigo, aunque compiten con empresas e instituciones rusas bien financiadas y de propiedad estatal.
"Los rusos siempre van a producir más drones que nosotros. Así que tenemos que garantizar que nuestros drones sean mucho mejores", dijo a EFE Vlad, representante de una empresa de robótica de Járkov.
Los desafíos son gigantescos y cada pequeño detalle tiene el potencial de determinar si el aparato volador alcanzará o no su objetivo.
A primera vista, el cable de fibra óptica es muy difícil de romper, según demostró Antón, un ingeniero, tirando con esfuerzo de lo que parece un fino alambre.
"Pero si se dobla en cierto ángulo o se frota contra una pieza de metal, se parte con bastante facilidad", explicó a EFE y señaló que incluso una diferencia milimétrica en la posición de la bobina de cable que transporta el dron puede tener un efecto significativo.
Aunque estos drones suelen tener una autonomía de hasta 20 kilómetros, los fabricantes están desarrollando variantes que podrían viajar docenas de kilómetros más. En julio, se estaban probando modelos con un rango de 40 kilómetros.
Los ingenieros buscan lograr que los soldados puedan usar sus drones de forma instantánea e intuitiva. Los drones deben poder soportar además condiciones meteorológicas duras y cada uno de ellos es sometido a un riguroso testeo antes de alcanzar el campo de batalla.
"Tiene que volar mejor, más tiempo y más lejos al tiempo que soportar más peso. Todo está diseñado para maximizar las bajas rusas", subrayó Antón.
Aunque estos drones suelen tener una autonomía de hasta 20 kilómetros, los fabricantes están desarrollando variantes que podrían viajar docenas de kilómetros más. En julio, se estaban probando modelos con un rango de 40 kilómetros.
Para los productores, esto implica constantes compromisos. Un dron diseñado para ir más lejos necesita una bobina de cable y una batería más pesadas, lo que reduce la carga explosiva que puede transportar y hace que se requiera un fuselaje mayor para acomodar el peso añadido.

El problema de los proveedores
La calidad de los componentes es vital. Mientras que Rusia tiene acceso directo a las fábricas chinas, Ucrania se enfrenta a obstáculos significativos para hacerse con suministros similares.
Los productores ucranianos están intentando reducir su dependencia y algunos drones ahora están hechos casi en su totalidad de componentes ucranianos y occidentales, pero sigue habiendo retos que superar.
Aunque la elevada demanda del ejército -que depende de los drones para repeler la ofensiva rusa en curso- garantiza un flujo regular de pedidos, la producción se beneficiaría de más inversiones financieras de socios extranjeros o de iniciativas de producción conjunta, dijo Vlad.
Aunque este tipo de cooperación va en aumento, el ritmo de los ingenieros europeos es lento, teniendo en cuenta la rápida evolución de la guerra contemporánea.
"A los productores occidentales les lleva meses completar algo que al final nosotros hacemos por nosotros mismos en pocos días", señaló Vlad.
Ventajas y motivación
La ventaja de los fabricantes de Járkov es que sus drones se emplean de inmediato en el campo de batalla. "Recibimos instantáneamente comentarios de los soldados, lo que nos permite introducir mejoras rápidamente", dijo Antón.
"Los rusos están invirtiendo mucho y tienen muchos especialistas cualificados", señaló el ingeniero, que en su vida civil previa era programador y músico.
"Pero la diferencia clave es la motivación. El enemigo está muy cerca. Trabajamos y pensamos duro porque o luchamos y ganamos o estamos muertos", subrayó.
Pese a los frecuentes ataques aéreos rusos contra Járkov, la red de producción descentralizada es casi imposible de destruir por completo. "Es como intentar destruir internet. La producción de drones es una red que resistirá sin importar cuánto lo intente Rusia", aseveró Antón.