De la cumbia y el reguetón que inundaron el búnker de Macri para celebrar su triunfo, al tango de la derrota de los simpatizantes de Scioli.
Los argentinos vivieron la noche electoral del domingo con ritmos muy distintos. De la cumbia y el reguetón que inundaron el búnker de Mauricio Macri para celebrar su triunfo, a las lágrimas de los militantes del Frente para la Victoria, que bien podrían haber entonado el popular tango del derrotado.
Aunque la victoria de Macri había sido adelantada en los últimos días casi por todas las encuestas, desde las filas de Cambiemos pedían prudencia hasta la jornada electoral.
Con una euforia que apenas podían disimular, miles de simpatizantes del candidato opositor se congregaron la noche del domingo en su cuartel electoral a la espera de los resultados.
En el ambiente, la alegría de la cumbia, el reguetón y el ritmo de bandas como Tan Biónica o Soda Stéreo aguardando la llegada del candidato, recibido con una ovación y consignas como "sí se puede" o "se siente, Mauricio presidente".
"Me quedo con vos / qué noche mágica ciudad de Buenos Aires", entonó un Macri emocionado que cantó y bailó arropado por su equipo en medio de una lluvia de globos y papeles de colores.
Terminada la fiesta en la sede electoral, el candidato siguió la celebración en un exclusivo local del elitista barrio de Puerto Madero mientras cientos de personas se acercaban al Obelisco porteño para dar la bienvenida al cambio.
El tango de la derrota de Scioli
La otra cara de la moneda, la tristeza que vivieron los kirchneristas en la Plaza de Mayo, habitual escenario de multitudinarias concentraciones peronistas.
Con banderas argentinas y de La Cámpora -las juventudes K-, muchos trataron de ocultar sus caras largas y sus llantos desconsolados. Pero las lágrimas no impidieron que las consignas en favor de Cristina Fernández inundaran la plaza, a pocos metros de la Casa Rosada y del cuartel electoral donde su candidato, Daniel Scioli, reconocía su derrota.
Una derrota que Scioli daba ya por descontada. Por eso cambió el búnker de anteriores convocatorias, el Luna Park, por un hotel al que los militantes no tuvieron acceso.
En la calle, jóvenes como Federico, dispuesto a "seguir trabajando por los intereses del pueblo", o Alicia, frustrada por el final de un proyecto que en estos 12 años les devolvió, dijo, sus derechos. Mientras, en el búnker electoral, Scioli se despide: "Yo he puesto lo mejor de mí", dice.
De fondo, bien podrían sonar los acordes del tango del derrotado: "Y perdí la esperanza de llegar a reaccionar / Ya sin fe, sin cariño, derrotado/ Hoy repaso con tristeza los momentos del pasado". EFE
Comparte esta noticia