Caso del convento argentino da increíble giro: monjas no son monjas

La difusión de un video en el que se ve a una religiosa ayudando al exsecretario de Obras Públicas de Argentina, José López, a guardar en un convento bolsas llenas de dólares, ha conmocionado a la población del país sudamericano.

Religiosa citada. El juez argentino Daniel Rafecas citó a declarar, entre otros, a la religiosa Inés Aparicio, luego de la difusión de un video en el caso seguido a López, que ya se encuentra detenido.

Más citados. El magistrado llamó también a declaración indagatoria a la esposa de López, María Amalia Díaz, y a los empresarios Andrés Galera y Eduardo Gutiérrez, tal y como solicitó el fiscal Federico Delgado apenas unas horas después de que se hicieran públicas las imágenes.

Giro imprevisto. Sin embargo, el caso tendría un increíble giro al conocerse que las monjas no son monjas y que el convento no es un convento. Toda una confusión.

No son monjas. Las personas vestidas de monjas que ayudaron al exsecretario de Obras Públicas a ocultar el dinero son mujeres que se visten así, según explicó el experto en religión José María Poirier. O sea, mujeres disfrazadas de monjas.

Explicación. “No son monjas en un sentido técnico. Conformaron por definición del obispo Rubén Héctor Di Monte una asociación de fieles que visten como monjas, religiosas o hermanas, es una peculiaridad brindada por el obispo local”, señaló el experto al diario Los Andes de Argentina.

No ostentan cargo. Las denominadas monjas Misioneras, Orantes y penitentes de Nuestra Señora del Rosario pertenecen a una asociación privada de fieles que se encontraba en proceso de convertirse en un instituto religioso, pero todavía no contaba con esa aprobación.

No son reconocidas por el Arzobispado. Según el citado diario, hace un mes, apenas producida la detención de López, el Arzobispado de Mercedes-Luján había emitido un comunicado aclarando que las mujeres integran “una asociación privada de fieles, cuyo gobierno es autónomo” y que había permanecido bajo la autoridad de su fundador, el arzobispo emérito Rubén Di Monte, fallecido el pasado 18 de abril.

Así de claro. “No constituyen una congregación y mucho menos una orden”, precisó Poirier. Por ende, el monasterio no es oficial. O sea, no es un monasterio, ni un convento: es un edificio lleno de cruces e imágenes religiosas.