Los negocios rechazan atender a clientes surcoreanos e, incluso, estos son expulsados si se descubre que ingresaron de incógnito. “No los queremos, y no los atenderemos”, dijo una mesera.
Los surcoreanos que desean probar la cocina norcoreana en China deberán decantarse por otro menú, ya que los restaurantes abiertos por Pyongyang en el gigante asiático tienen prohibido servir a sus vecinos del sur, con las tensiones entre ambos países como telón de fondo.
Los dos países están separados desde el final de la Guerra de Corea en 1953, y su frontera es una de las más militarizadas del mundo.
Los habitantes del Sur capitalista no pueden viajar libremente al Norte comunista, lo que significa que una de las escasas ocasiones de mantener contacto con sus vecinos es comer en alguno de los numerosos restaurantes abiertos por Pyongyang en el extranjero.
Una actividad que además representa una fuente de ingresos para el gobierno norcoreano, sometido a sanciones internacionales por su actividad nuclear y balística.
El menú propone platos típicos norcoreanos, como la sopa fría de tallarines, o los panqueques de kimchi.
Durante la cena, las meseras, seleccionadas entre la élite norcoreana, tocan un instrumento o bailan en un escenario ante los clientes. Con la condición, a partir de ahora, de que no sean surcoreanos.
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"Los odiamos"
Al menos seis restaurantes norcoreanos se niegan a servirlos, según un recuento efectuado por AFP en China.
"La norma entró en vigor este año", declara un empleado chino del restaurante Ryugyong de Dandong, una ciudad en la frontera con Corea del Norte.
Bajo cubierto de anonimato, habla de una "normativa de la Embajada de Corea del Norte", que dictamina que "ningún restaurante de Dandong está autorizado a servir a surcoreanos".
La embajada norcoreana en Pekín no respondió al respecto a las preguntas de AFP.
La prohibición parece ser no obstante de geometría variables.
Algunos restaurantes de Shanghái, Changchun (noreste) y Hanói, en Vietnam, no parecen aplicarla.
Las relaciones entre coreanos del Norte y del Sur en cualquier caso son glaciales, en el mejor de los casos, o incluso abiertamente hostiles.
"¡Los odiamos!", dice una mesera norcoreana en Shengyang, una gran ciudad del noreste de China, donde los comercios abiertos por ciudadanos de las dos Coreas conviven a pocos metros de distancia.
"Si usted trae a un amigo surcoreano, no lo aceptaremos. No los queremos, y no los atenderemos", dice.
Un surcoreano, que prefiere callar su nombre, dice haber sido expulsado de un restaurante de Dandong cuando el personal lo escuchó hablar con un amigo. (AFP)
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