El caso provocó tal indignación y protestas ciudadanas que el Congreso y el presidente local se vieron obligados a intervenir. Esto fue lo que ocurrió.
Una mujer indonesia fue condenada a seis meses de cárcel por grabar y difundir conversaciones con su jefe para demostrar que estaba sufriendo acoso. El caso provocó tal ola de indignación ciudadana que llevó a que el Congreso local la respalda y a que el presidente del país, Joko Widodo, se compromete a indultarla, un hito en la lucha a favor de los derechos de la mujer en Indonesia.
El perdón presidencial se producirá después de que la mujer, Baig Nuril Maknun, agotase todas las vías legales y recibiese anoche el respaldo del Parlamento. Durante la sesión televisada en la Cámara Baja en la que se aprobó su amnistía, el pasado jueves, la mujer rompió a llorar al conocer la decisión de los diputados, que la ovacionaron después del voto. "Baiq Nuril es la verdadera víctima, no una delincuente", dijo la diputada Erma Suryani Ranik.
La denuncia
La mujer trabajaba de contable en una escuela de la isla de Lombok y en 2012 comenzó a recibir llamadas del director del centro, Haji Muslim, en las que le proponía tener sexo y describía actos sexuales con otra mujer. La contable difundió después las conversaciones a terceras personas para salvaguardar su reputación y Muslim reaccionó denunciándola en 2015 con la acusación de violar la Ley de Información y Transacciones Electrónicas (ITE), que prohíbe la difamación y la propagación de contenido pornográfico.
La contable perdió su trabajo, pero la carrera profesional del director continuó al ser transferido a otro centro educativo. En noviembre del año pasado, el Tribunal Supremo condenó en última instancia a Nuril a seis meses de cárcel y a una multa de 500 millones de rupias (unos 36.000 dólares o 32.000 euros).
Ícono de la lucha para endurecer penas a acosadores
"Nuril tuvo que luchar contra esta inmensa injusticia durante más de dos años, no debería haber pasado ni un solo día en la cárcel", dijo el director de Amnistía Internacional en Indonesia, Usman Hamid, en un comunicado tras la decisión del Parlamento. Nuril, que se ha convertido en un icono del movimiento para endurecer las leyes contra la violencia sexual, pidió a los parlamentarios durante su intervención el jueves que no dejasen que otras mujeres sufriesen una situación similar.
Se trata del primer caso relacionado con difamación en recibir el perdón del presidente de Indonesia, un país donde las leyes contra la blasfemia y la ITE son utilizadas para silenciar a minorías y disidentes, según activistas. La legislación indonesia no castiga el acoso sexual verbal, aunque se discute desde hace años un borrador para una ley más severa contra la violencia sexual. EFE
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